Todos somos lo mismo aunque no somos iguales. De hecho cuanto en mayor medida te distingas de los demás será porque estarás desarrollando más tus potencialidades y tus dones que te hacen único e irrepetible.

El mundo está repleto de ovejas Dolly, personas que siguen al rebaño de manera gregaria sin ser conscientes de que cada uno tenemos el poder en nuestras manos de ser quien realmente queramos ser.

Para entrar en la frecuencia que te permite reconocer tus peculiaridades y saberlas desarrollar, primero has de elevar tu conciencia, retirar los velos necesarios de tu mirada y observar el mundo como lo que es, una oportunidad de mostrar tu propio tesoro, aunque no encajes, aunque no gustes, aunque no te tengan en cuenta, aunque sientas que van a criticarte por salirte del molde.

Eres único y tu vida es única, no la desaproveches queriendo ser otro, haciéndote pasar por ese que crees se espera de ti o atravesando día tras día un aro cada vez más estrecho, que te ahoga y que hace palidecer tu vida, la encoge, la hace mermar hasta extremos en que ya no puedes ser otra cosa más que pura masa viscosa. Es entonces cuando te confundes con el resto de la sociedad y caminas como un ciborg, sin fuerzas, atemorizado, desprovisto de vitalidad, sin alma. En ese momento habrás muerto en vida.

Image by Robert Jahns

Revélate y rebélate. Sé diverso, siéntete distinto, diferénciate de la masa. Porque la masa cada vez es más amplia. Se extiende como una epidemia correosa. Si quieres una vida aparentemente cómoda, insulsa, en blanco y negro y mediocre lo vas a tener muy fácil, solo has de dejarte llevar por lo estándar. La masa es dominable, dirigible, amasable.

Toma decisiones, hazte el responsable de tu vida, esfuérzate en tomar las riendas, no te dejes aborregar por ciertos políticos, cierta economía, ciertos medios todos ellos inciertos…su única finalidad es que consumas y que no pares de hacerlo, cuanto más mejor, cuanto más mejor, cuanto más mejor. Solo tú tienes las llaves de la diferencia y una de las grandes claves de esa divergencia es tu manera de consumir.

Consumo divergente

El sábado después de impartir un taller de meditación en Algemesí recaí por accidente en un gran centro comercial, enorme, inmenso. El shock (anduve un rato ojiplático ante tremendo espectáculo masivo) me inspiró a escribir este post aún bajo los efectos del estrés postraumático.

No eran rebajas, ni vísperas de Navidad, era una tarde de sábado a mitad de mes de octubre y parecía que el mundo iba a acabarse allí mismo: colas, barullo y gente, mucha gente, muy similar a un gallinero industrial. Un tumulto de personas conectadas en modo gastar y comprar y consumir y cargar bolsas…yo también estaba allí, formé parte de esa masa apocalíptica. De esa masa que todo lo engulle sin plantearse siquiera por qué dedica el día libre a consumir en tropel.

A todos nos gusta consumir, y el que diga lo contrario miente. El acto de comprar algo nuevo se ha convertido en droga directa que por unos momento te hace sentirte muy bien mientras liberas dopamina y endorfinas cual perra de Pavlov, pero como con toda droga, siempre vas a querer más.

No es mi pretensión que dejemos de consumir, pero sí que tomemos conciencia de que se ha convertido en una adicción social, que anestesia el sufrimiento de una vida no deseada, que funciona de analgésico en casos de incertidumbre y desasosiego vital.

Las grandes empresas controlan la política, la política manipula a los medios, a su vez las empresas controlan a los medios a través de la publicidad y todos ellos te manipulan y controlan a ti. Parece ser que lo único que va a permitir que continuemos en esta farsa, en esta gran vida de cartón piedra, es que todos sigamos consumiendo sin freno. Si paramos de consumir cae la economía pero si seguimos consumiendo a este ritmo cae el planeta en breve, una Madre Tierra que está a punto de caramelo, y aquí seguimos, consumiéndonosla.

Consumir cultura

La mejor manera de reaccionar ante lo que está sucediendo en nuestra era, esta era de la hiperconectividad que nos está llevando a la mayor desconexión posible, esta era del macroconsumo que nos empuja a la gratificación inmediata más enfermiza, es consumir cultura…libros, películas, música, arte, blogs, historia, documentales, danza, teatro, todo lo que quepa en el concepto humanidades es lo que como su nombre indica va a salvar a la humanidad.

Colecciona momentos que te ayuden a ampliar tu visión del mundo, momentos que te inspiren y eleven tu conciencia. La cultura no tiene límites y te ayuda a crear tu propia y personal cultura para poder, al menos, obtener una visión de la vida en este planeta con mayor perspectiva.

No es cuestión de clasismo, es cuestión de reconocer que para que haya más conciencia en el planeta ha de haber más cultura. La educación y la cultura son el verdadero motor del crecimiento de una sociedad. Sin educación ni cultura un país está moribundo, deprimido, putrefacto y tiende a la autofagocitación.

Ya lo decía el sabio Krishnamurti : ‘No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma’. No te preocupes si te sientes inadaptado, si a veces te sientes de otro planeta, haz por diferenciarte de la masa o cuando menos te lo esperes habrás sido absorbido por ese monstruo mucilaginoso, gris y lleno de cráteres abismales, esa masa que hipnotiza tu psique y te petrifica el corazón. De momento no eres un robot, no te dejes programar. Manera 93 de conectarse a la Fuente: Diferénciate de la masa.