Tu vida, aunque creas que es larga, se resume en un instante microscópico entre la infinitud de la existencia. Y ese flash al que llamas vida te está sucediendo en este preciso momento, aunque suele ocurrir que mientras te sucede estás distraído en otros asuntos que crees más vitales. Pero, ¿conoces algo más vital que vivir?

Este instante que ahora te penetra de arriba abajo, este momento presente que te atraviesa en tu eje vertical, llegará un momento no muy lejano en que dejará de sucederte. La vida, tal y como la conoces acabará cuando menos te lo esperes. Mañana, pasado, en un par de años o dentro de 50.

Cuando estés a punto de respirar por última vez, estoy seguro de que querrás poder decir: hice lo que amé.

Esa frase tan simple, tan breve, puedes empezar a pronunciarla hoy si tomas perspectiva, si tomas conciencia de que pase lo que pase, al final eres tú y solo tú quien tiene la vara de mando sobre a qué dedicar tu esfuerzo y energía, sobre a qué entregar tu vida.

Ofrece tus flores y tus frutos, deja que la vida se exprese a través de ti para deleite de los demás, para servicio de la humanidad. Descubre tu fragancia personal y entrégala, no te quedes nada o tu vida carecerá de sentido.

Image by Naro Pinosa

Puede sonar a argumento simplista, pero si la vida es un instante, por qué no emplearlo en hacer algo que realmente te haga vibrar, te haga sentirte enchufado y te recargue día a día.

En las sociedades mal llamadas civilizadas, por lo general pasamos la mayoría del tiempo trabajando, y quien no, buscando trabajo.

El afán por ‘ganarte la vida’ puede provocarte desazón, estrés, inseguridad, depresión…es un concepto que, mal entendido, te puede empujar justo al otro extremo, a ‘perderte la vida’.

Para poder dedicarte a lo que realmente amas has de aprender a descubrir tus talentos, tus potencialidades y a superar tus miedos. También ser realista y conocer tus límites, solo así podrás superarlos.

Mi viaje hacia la vocación ha sido largo, pero ahora, cada vez que me siento a escribir o me pongo delante de la pizarra en mis cursos o me siento delante de los alumnos a enseñarles a meditar o entrevisto a alguien, sé que estoy haciendo lo que he venido a hacer: Inspirar para favorecer el cambio personal.

Si no sabes cuáles son tus principales talentos, eso único que te diferencia, eso que te va a permitir ofrecer tu propia nota musical, con tu timbre, tu tono, tu cadencia...entonces haz por sentirlos. Los talentos, igual que los valores, no se piensan, se sienten.

Ama tu entrenamiento

Caer y levantarse, abrirte y recogerte, subir y bajar, sentir temor y aun así avanzar, volverte a caer y volverte a levantar, tocar puertas, hacer llamadas, formarte e investigar, mantener conversaciones y adquirir habilidades. Indagar sobre ti y sobre esos dones que la Fuente ha instalado en tu software original. En eso consiste hacer lo que amas. Y ese amor has de proyectarlo también en el mismo proceso de entrenamiento.

Cuando hablo de hacer lo que amas no me refiero en exclusiva al trabajo. Hay otras muchas maneras de expresar tus dones al margen de lo laboral. Puedes tener tu trabajo y en otro plano dedicar tu tiempo libre a una causa que te llene, que te haga sentir vivo, que te haga sentir único.

Soy de los que creo que con un verdadero cambio de mentalidad, con una depuración de creencias limitantes puedes dedicarte a aquello que amas. Primero has de plantearte qué amas, comprobar en que ámbito se alinea con lo que la sociedad necesita y después disipar los miedos para poder dedicarte a ello.

Supera el miedo a la crítica, al qué dirán, el miedo al éxito y al fracaso. Trabaja el merecimiento y la gratitud el resto viene dado. Si estás alineado con la voluntad de La Fuente, nada puede salir mal, como mucho tropezarás de vez en cuando y sacarás una lección que se convertirá en un regalo para sumar experiencia.

Ama lo que haces

Si no consigues hacer lo que amas, siempre te queda la opción de amar lo que haces. Si sientes que tu vocación no coincide con el empleo que ahora tienes, que no puedes dedicarte a tu pasión primera y que necesitas seguir haciendo la actividad que has hecho hasta ahora, entonces has de preocuparte por aprender a amarla, sacar todo lo bueno de ella, hacerlo lo mejor posible y solucionar todo aquello que no te permite disfrutar de tu día a día.

La vida es para disfrutarla sí, pero no hay mayor gozo que sentir que entregas tu vida a una causa mayor a ti. Lo de menos es a qué causa, lo importante es ese acto de entrega que da sentido a tu existencia. Elige la tuya o las tuyas, la de hoy si ha de cambiar ya lo hará, pero comienza por algo. Todo empieza con un pequeño movimiento. El camino se hace al andar. Manera 91 de conectarse a la Fuente: Haz lo que amas.

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