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Pubs y discotecas, a medio gas

Las restricciones por el covid-19 complican la desescalada al sector del ocio nocturno, que teme ser identificado como foco de posibles rebrotes. En Benidorm, la falta de turistas impide que muchos negocios puedan reabrir

Los pubs de la playa de Benidorm que han abierto tienen mesas fuera para compensar la reducción de aforo en el interior. david revenga

En otros tiempos pasear al caer la noche en pleno mes de julio por la playa de Levante de Benidorm era lo más parecido a entrar de lleno en un carnaval de colores, baile, música y diversión, difícil de presenciar en muy pocas ciudades. Ahora, esas imágenes han quedado en la memoria colectiva para ser sustituidas por otra bien distinta. Las restricciones implantadas con la nueva normalidad a raíz de la pandemia por coronavirus y la cautela de muchos clientes y empresarios ante posibles rebrotes están complicando la desescalada de un sector que fue un revulsivo para el turismo de la Costa Blanca y que ahora se ve golpeado de lleno por la crisis.

«Si no hay pronto una vacuna, la supervivencia de nuestros negocios va a ser muy, muy complicada». Así resume Víctor Navarro, el presidente de la asociación de pubs y discotecas de Benidorm, Ociobal, el minuto y resultado de la industria del ocio nocturno en la ciudad.

Como ejemplo, basta con observar su caso concreto. La empresa de Navarro gestiona cinco establecimientos de ocio, de los cuales sólo tres han vuelto a reabrir sus puertas con el arranque de julio, los tres pubs de primera línea de playa -Ku, Moon Beach y Guinnes-, mientras que el buque insignia, Ku Discoteca, la famosa sala de baile del platillo volante, sigue sin fecha para volver a alzar el vuelo: «En este escenario, no nos lo planteamos en absoluto», afirma Navarro.

Los datos que maneja esta asociación apuntan a que los negocios que ya han abierto sus puertas están trabajando a un 30% con respecto a datos de comienzos del verano en años anteriores.

Además, el tímido despertar de negocios en la playa de Levante y en las calles del casco antiguo es una excepción en la ciudad. En la zona de las discotecas, apenas una ha abierto sus puertas, la sala Penélope, según explican desde esta asociación empresarial. Igualmente, locales de otras zonas de mucha marcha nocturna, como la calle Mallorca y sus adyacentes, frecuentadas mayoritariamente por turistas británicos y donde la juerga se prolonga hasta altas horas de la madrugada, continúan con la persiana bajada prácticamente en todos sus establecimientos. Y es que el neón difícilmente volverá a brillar: «Si no hay turistas ingleses, no hay negocio», afirman algunos empresarios de esta zona.

Sin pista de baile y al 30%

La dificultad de conciliar medidas como el distanciamiento social, el uso de mascarillas o la precaución frente a posibles contagios con el hecho de estar de juerga o consumir en estos locales es una de las grandes trabas que encuentran los empresarios. «Nosotros tenemos mucho miedo de que empiecen a señalar a nuestros establecimientos como sitios donde se pueden producir contagios, como sucedió en Seúl», mantiene Víctor Navarro. «Las imágenes de locales incumpliendo la normativa perjudican mucho y tenemos que ir todos con pies de plomo», abunda este empresario.

A ello hay que sumar que el sector ya venía padeciendo una crisis en la clientela, a la que también se añaden las restricciones que todavía se mantienen en pubs y discotecas con la nueva normalidad. Por ejemplo, en las terrazas el aforo no puede superar el 75% siempre que se respete el metro y medio de separación entre las medas. Por lo que respecta al interior de los locales, el aforo no puede superar el 30% y, además, la pista de baile no puede ser utilizada para ese fin, sino que, en el caso de que se abra al público, ha de hacerse con mesas y sillas para garantizar que no hay aglomeraciones y que se respetan las distancias.

Navarro: «La gente más joven no tiene miedo y ahí está el riesgo»

Navarro: «La gente más joven no tiene miedo y ahí está el riesgo»«La gente más joven, la que está ahora en edad de empezar a salir por la noche o en sus primeros años de ir de marcha, no tiene miedo. Y ahí es donde está el mayor riesgo». El presidente de la asociación de pubs y discotecas de Benidorm, Víctor Navarro, explica que muchos chavales que acuden a locales nocturnos apenas siguen las precauciones mínimas para evitar contagios. Y que esto es una de las cuestiones que preocupa a los empresarios del sector. «La gente de 30 años en adelante es más respetuosa y ya empieza a tener miedo y a ser consciente de lo que ha pasado. Y muchos todavía prefieren tomarse una copa en casa o en un bar que ir de discotecas», añade.

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