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CORONAVIRUS

Un atípico inicio de verano turístico

Benidorm estrena el fin del estado de alarma con la llegada de solo unos pocos turistas a sus segundas residencias

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Alicante arranca su primer verano tras el coronavirus

Las calles de Benidorm muestran un aspecto muy diferente al de hace un año. El bullicio de los primeros turistas que llegaban a la ciudad con el inicio del verano ha quedado lejos este año en el que el primer lunes del periodo estival deja imágenes de un municipio tranquilo, con las playas con gente pero no abarrotadas y con los enclaves más turísticos con visitantes pero ni de cerca con los miles de hace 12 meses. El fin del estado de alarma ha llegado también a la capital turística pero lo ha hecho con calma y con la llegada de solo unos pocos visitantes que han decidido trasladarse a sus segundas residencias o a ver a familiares.

El estado de alarma terminó este domingo, lo que permitía ya moverse entre comunidades autónomas. Sin embargo, ayer, muchos edificios de apartamentos donde se agolpan las segundas residencias de ciudadanos de toda España seguían con la mayoría de persianas y ventanas cerradas. Solo en unos pocos se pudo ver llegar a residentes con maletas en sus coche. Con la mayoría de hoteles aún cerrados y las reservas en alojamientos aún «al ralentí», son pocos los que han decidido volver al municipio al inicio de la temporada. En las calles más céntricas se podían ver algunos visitantes, pero mucho menos que la misma semana de junio de cualquier otro año. Y es que la llegada del turismo nacional aún no se ha producido de manera masiva excepto en algún caso como propietarios de viviendas de verano. De hecho, desde el sector del taxi, indicaron a este diario que la actividad sigue siendo muy escasa y que el domingo apenas hicieron algún viaje desde la estación de autobuses de ciudadanos que llegaban del norte de España.

También se notó en las playas. Con las altas temperaturas, el pasado año en las mismas fechas la imagen era de los arenales llenos. Ayer, a las 12 del mediodía, la playa de Levante y Poniente de Benidorm aún contaba con espacios vacíos en las cuadrículas que se han instalado para garantizar la distancia social y las medidas de seguridad. Y también se notaba en los paseos marítimos donde en verano se agolpan los visitantes.

Pero la previsión es que la situación cambie. Algunas fuentes confirmaron a este diario que a partir del miércoles podrían comenzar a llegar más visitantes a sus segundas residencias, algo que se multiplicaría el fin de semana con la llegada de turistas de otras partes de España.

La «zona inglesa», desierta y con negocios aún cerrados

El turismo extranjero aún no se deja notar y solo han llegado algunos británicos que tienen arraigo en la ciudad

Circular o pasear por la conocida como «zona inglesa» de Benidorm es hacerlo entre calles vacías y negocios, sobre todo de restauración y ocio, cerrados. La falta de turistas extranjeros aún se nota y son pocos los bares o pubs que están abiertos para atender a aquellos ciudadanos extranjeros, sobre todo británicos, que han permanecido en la ciudad durante el estado de alarma.

La llegada de contados aviones al aeropuerto de Alicante apenas se nota en la capital turística en la que el mercado inglés es el más importante. «Ha llegado algún ciudadano británico pero son gente que tiene aquí algún arraigo», es decir, «tienen familia, amigos, una segunda residencia o una caravana en un camping donde viven prácticamente todo el año», apuntó a este diario Karen Cowles, presidenta de la Asociación de Comerciantes Británicos de Benidorm. Así explicó que «muchos residentes británicos se iban a su país en julio y agosto pero ahora están volviendo a Benidorm ahora; lo están haciendo al revés». La responsable asegura que «he estado recibiendo ya llamadas de gente para preguntar cómo solicitar la residencia» ya para quedarse de nuevo.

En definitiva ciudadanos británicos que vienen para quedarse ya que, según las fuentes consultadas por este diario, la cuarentena de 14 días en casa impuesta por el gobierno de Reino Unido cuando vuelven a su país hará muy difícil que los turistas «se animen» a venir si tienen que «cumplir con esas dos semanas en su casa después».

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