La Cooperativa Agrícola de Altea ha presentado un pre concurso de acreedores debido a su situación financiera con unas deudas cercanas a los 8 millones de euros a pesar de que cuenta con unos activos de 10 millones de entre los que destacan los más de 70.000 metros cuadrados de sus instalaciones y terrenos. La entidad, fundada el 30 de septiembre de 1948, ha tenido que despedir esta semana a 106 empleados, quedándose en activo otros doce, y el pasado día 14 de este mes presentó el pre concurso de acreedores ante el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante tras cesar completamente su actividad el día anterior.

Esta situación se expuso en una asamblea extraordinaria celebrada este pasado lunes, y en la misma el Consejo Rector de la entidad planteó a los socios mantener la cooperativa, pero con unas instalaciones mucho más pequeñas adecuadas a la producción local y comarcal que tienen actualmente con 1,5 millones de kilos de cítricos y otros tantos de nísperos que cultivan sus actuales 393 socios de Altea y comarca. Lejos queda el día de cuando la cooperativa alteana conmemoró su 50 aniversario el 5 de diciembre de 1998, donde había 1.300 socios de casi todos los pueblos de las marinas Alta y Baja y varios de la provincia de Valencia.

Situación compleja

El gerente de la Cooperativa Agrícola de Altea, Manuel Delgado, explicó en la asamblea que "llevamos cuatro o cinco años arrastrando una situación compleja. Mantenemos un negocio pequeño con unas instalaciones sobredimensionadas, y muy poco dinero. Hemos podido durante estos cuatro o cinco últimos años mantener el negocio, pero el crédito que hasta hace poco teníamos se acaba". En este sentido, Delgado informó que ha habido "dos hechos fundamentales que han precipitado los acontecimientos: la pérdida de crédito de la Cooperativa, y la reducción de financiación de aproximadamente un millón de euros en los últimos cuatro meses. Desde hace muchos años manteníamos una línea de crédito por importe de 2,35 millones de euros con Cajamar, que se renovaba anualmente y por la cual se pagaban unos 80.000 euros entre intereses y comisiones. Pero en junio del año pasado tocaba renovarla, y Cajamar comenzó a poner problemas y demorar dicha renovación. Nos incluyó en una lista de morosos, y en septiembre de 2019 convirtieron la línea de crédito en un préstamo, hipotecando todas nuestras propiedades". El gerente de la cooperativa añadió que desde hace unos meses "estamos intentando refinanciar la deuda con otras entidades bancarias, se han mantenido multitud de reuniones con inversores interesados en la venta de nuestros terrenos y naves, también con el Ayuntamiento de Altea, e incluso nos planteamos una ampliación de capital en Villaranja (una sociedad fundada por la cooperativa que opera en Sevilla). Esta falta de financiación ha mermado el crédito ante nuestros proveedores, tanto de naranja como de materiales teniendo que comprar todo al contado, por lo que ante esta situación es inviable poder continuar con la campaña".

Desde el consejo rector se pidió un voto de confianza a los socios para mantener la actividad aunque en unas instalaciones más pequeñas. Por lo que se acordó que hasta el próximo 5 de marzo los socios pueden indicar si continuarán y cuantos kilos de cítricos o nísperos aportarán para su comercialización. Posteriormente, el día 13 se celebrará la asamblea general ordinaria de la entidad en donde se presentará el plan de viabilidad.

El sentir del pueblo

Durante esta semana, el sentir de la población del municipio es de "auténtica pena". La Cooperativa Agrícola, que en 1965 fundó la Caja Rural de Altea que después sería Caixaltea y luego Cajamar, es parte de los alteanos. Y el despido de sus 106 trabajadores, cabezas de familia en su mayoría de otras tantas familias, está afectando al colectivo ciudadano. El alcalde de Altea, Jaume Llinares, señalaba este viernes que el Ayuntamiento intentará "acelerar" la puesta en marcha del parque empresarial Expo Altea porque "en ese espacio se ubican las instalaciones de la Cooperativa". Sobre la situación actual de ella, Llinares afirmó que "tiene consecuencias económicas graves y afecta a la sociedad alteana". Y añadió que al PGOU le falta poco para aprobarse, con lo que se podrá llevar adelante el plan del polígono industrial con un enlace desde la autopista a la carretera de La Nucía.

Por otro lado, el gerente de la cooperativa y el presidente del consejo rector, Francisco Devesa, indicaban a INFORMACIÓN este viernes por la tarde que es una situación muy difícil de asimilar "lo que más duele es que hemos tenido que despedir a más de cien trabajadores, algunos con 30, 35 y 38 años de antigüedad, a quienes les hemos pagado los sueldos pero no las indemnizaciones por falta de financiación. Y que a los socios se les debe unos 800.000 euros de las cosechas de campañas anteriores, además de la deuda con los bancos hasta unos 5,5 millones de euros, a los proveedores les debemos algo más de un millón, y hay otro millón y medio del fondo de maniobra". Delgado, un joven economista de 33 años, fue nombrado gerente el 2 de septiembre de 2019, pero Devesa es presidente desde 2000 aunque entró en el consejo en 1992. El gerente explicó que "la fruta propia de nuestros socios ha pasado de 12 millones de kilos, entre cítricos y nísperos, hace 10 años a 2 millones de kilos la última campaña, y es por todo ello, por lo que se decidió a finales de este mes dar por concluida la campaña en Altea y cerrar el almacén".

Muchas instalaciones para pocos kilos

Por su parte, Devesa añadió que "tenemos más de 70.000 metros cuadrados de instalaciones, para tratar solamente 2 millones de kilos de los socios. Hace 15 años entraban 18 millones de kilos para tratarlos y ampliamos las instalaciones, con un coste de 3 millones de euros, para tratar 30 millones de kilos porque había buenas expectativas de negocio. Pero después se anunciaron planes urbanísticos como los de Cap Blanc, Carbonera y el río Algar, y muchos agricultores socios vendieron sus terrenos dejándolos sin producción, otros se jubilaron y no hubo relevo generacional. Después vino la crisis y comenzó a ir mal todo. Debíamos de habernos transformado en una Cooperativa de pequeñas dimensiones, adecuando nuestras instalaciones a nuestro tamaño, y posiblemente con la venta de aquellos activos no necesarios, podríamos haber liquidado nuestras deudas y mantenernos en el tiempo".

Delgado aseveró que "hace años que se debían de haber acometido las reformas necesarias para poder frenar esta situación, porque la realidad era que no podíamos mantener este negocio, tal y como ahora lo conocemos todos. Hemos querido mantener algo demasiado grande, hasta que al final, el mercado nos ha devuelto a nuestra realidad. Es cierto que ahora se están realizando las gestiones oportunas para poder adaptarnos, pero llegamos tarde. Por todas estas circunstancias, la Cooperativa ha presentado una situación pre-concursal".

El gerente añadió que la producción que tiene la Cooperativa Agrícola en Sevilla, a través de su sociedad Villaranja, "nos ha salvado durante los últimos 5 años, pues los costes son más bajos y es más rentable. En Sevilla cuesta 9 céntimos el kilo de naranjas, y aquí cuesta 16 céntimos. Además de que los gastos de transporte y de instalaciones son mínimos". Por último indicó que las propiedades de la Cooperativa Agrícola están tasadas en 3,9 millones de euros, y añadió que si se hace el parque industrial "el valor podría duplicarse, pues ahora nuestros terrenos están calificados como rústicos, y podríamos pagar todas las deudas".

Opiniones de empleados y socios

El sentir de los trabajadores es, en su mayoría, de apoyo a la entidad. Ana Ripoll Perez, que empezó con 16 años y lleva trabajando 35, señalaba al periódico que la cooperativa "es parte de mi. Es mi familia. Todos estamos mal, los socios y los trabajadores. Y no quiero echar la culpa a nadie. Estoy muy agradecida a la empresa y no voy a demandarles. Solo quiero que se arregle todo, por los trabajadores y los agricultores". Por otro lado, hay socios que apoyan a la cooperativa como V.Z. que confía en que "se reflote. Soy partidario de que se haga una cooperativa mas pequeña y ya he dado mi soporte a ella". Mientras que otros socios como M.A. afirman que "tenía que haberse solucionado hace tiempo. Nos deben las cosechas desde hace dos años. No ha habido una buena gestión y ahora el campo alteano se puede ir al traste".