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La provincia por barrios

La playa de l'Albir, de suelo rural a zona de expansión urbanística

Se sitúa en la costa de l'Alfàs del Pi y está enmarcada entre el parque natural de Serra Gelada y Altea

Panorámica del suelo sin edificar de la playa de l'Albir. Archivo de la Diputación de Alicante y del Ayuntamiento de l'Alfàs del Pi

Un paseo lleno de «estrellas», bares y restaurantes, turistas tomando el sol y historia romana entre sus calles. La playa de l'Albir, en l'Alfàs del Pi, es uno de los barrios más extensos y más poblados de la comarca. Sus calles se llenan cada día de vecinos, visitantes y extranjeros residentes que buscan los rayos de sol para pasar sus horas. Pero no siempre fue así. Esta zona de costa, alejada del casco urbano, fue una zona rural llena de campos en los que se cultivaba y en los que las viviendas eran escasas. Los alfasinos la visitaban los domingos o en ocasiones especiales. Todo aquello fue dando paso a nuevas edificaciones, a edificios y a una expansión urbanística que aún está en constante movimiento.

La playa de l'Albir, situada a casi 3 kilómetros del casco urbano, se extiende desde la carretera nacional 332 hasta el mar. A los lados, está franqueada por el parque natural de la Serra Gelada y Altea. En estas calles cerca de la playa residen en la actualidad 8.679 vecinos de 22.225 empadronados en l'Alfàs del Pi. Muchos de ellos son extranjeros que han encontrado en este rincón de la Marina Baixa un lugar donde residir después de jubilarse. Algo que también ha permitido que crezca el número de negocios para atender a esta población.

Pero hace solo unas décadas, eran muchos menos. A principios de los años 80, en el municipio había alrededor de 5.000 habitantes que residían sobre todo en el casco antiguo. La expansión de esta zona de costa en los años 60 y 70 y su consolidación en 1984 hicieron que la población creciera, tanto, que en la actualidad supone casi un tercio de la del municipio.

Hace 50 años, la playa de l'Albir comenzó su transformación. Los campos donde se cultivaba estuvieron activos hasta los años 60 alrededor de Serra Gelada; luego comenzaron a abandonarse. Se comenzó por la zona de sierra con casa «sueltas» que empezaron a llenar este área de costa. Pero el «boom» llegó en 1984 con el Plan Parcial que marcaría el futuro de esta área privilegiada donde el mar tiene un rincón bajo la Serra Gelada. En ese tiempo, 160 propietarios se repartían las parcelas de l'Albir, según explicaron residentes del municipio. La planificación urbana conllevó la canalización del barranco que fue «una obra de ingeniería». Ese plan parcial, marcó un antes y un después en el municipio ya que a partir de ese momento l'Alfàs del Pi comenzó a crecer en población. Ese «boom» tuvo un parón en los años 90. Esa década fue la de las infraestructuras. El alcantarillado llegó a las calles y también la iluminación. En los 80 también se construyó el Camí la mar que unió el casco antiguo con la playa.

Los vecinos aún recuerdan aquellas primeras viviendas diseminadas por la sierra. Ahora, en ella se alza el parque natural de Serra Gelada que el municipio comparte con Benidorm y Altea (en su parte marítima). Bajo sus pies, la fisionomía de l'Albir ha cambiado mucho. Las edificaciones han llenado las calles aunque de forma ordenada. Según las fuentes consultadas, se prohibió la construcción de edificios de más de cinco plantas con el fin de preservar las vistas a la naturaleza de la zona y al mar. Pero también han llegado los hoteles. En los años 80, había sólo un establecimiento hotelero en la zona. Ahora se han multiplicado y existen establecimientos de todo tipo, entre ellos, el Sha Wellness Clinic, un hotel-clínica de lujo pionera y conocida mundialmente. Junto a ellos, apartamentos y todo tipo de servicios. Tanto que este barrio es una de las zonas más turísticas de la comarca.

La llegada de noruegos

Fue en los años 60 cuando comenzaron a llegar los primeros noruegos a l'Alfàs del Pi. Uno de ellos compró una casa y después fue todo un efecto dominó. Ahora, muchos de ellos residen en esta zona de costa que forma parte de la «pequeña noruega» en la que se ha convertido el municipio alfasino. Pero no sólo los habitantes de este país han visto en este rincón de la Marina Baixa su lugar para vivir. Las nacionalidades se cuentan por decenas. De hecho, el 56% de la población alfasina es extranjera y de 91 nacionalidades, según datos del Ayuntamiento.

En las calles de l'Albir se pueden encontrar entre todos los negocios carteles en noruego o inglés. También restaurantes en los que la comida española se mezcla con la extranjera y personas mayores en bicicleta, uno de los medios de transporte más utilizados en esta zona de playa. «No cambiamos esto por nada», comenta uno de esos extranjeros. En l'Alfàs, los noruegos han construido su propia iglesia, centros sociales y colegios. El sol y las condiciones de vida hace que muchos de ellos decidan pasar su jubilación en esta zona y que sus familias la visiten varias veces al año. De hecho, una conocida entidad bancaria eligió este rincón de la Marina Baixa para construir una de sus residencias para empleados que estuvo funcionando durante décadas.

Pero además, l'Albir tiene siglos de historia a sus espaldas. Un testigo de ello es la Villa Romana que se puede encontrar entre sus calles a solo unos metros de la playa. El conjunto, formado por una extensa necrópolis, un mausoleo y esa villa data entre los siglos IV a VII y es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la provincia. El recinto es visitable y la tecnología ha llegado a él con recreaciones en 3D o realidad aumentada con las que trasladarse a la época de aquellos primeros pobladores de la zona. También, unas minas de ocre o restos de otras civilizaciones se pueden encontrar en este barrio alfasino.

Fundación Frax

A pocos metros de esa villa, se encuentra un largo paseo que recorre la primera línea de costa en el que se pueden ir pisando «estrellas» como en Hollywood. El parque de los Eucaliptus, escenario de muchas de las celebraciones festivas y actividades, o la sede de la Fundación Frax. Y en Serra Gelada, el característico Faro de l'Albir corona los acantilados. Este edificio fue construido en 1863 y funcionó hasta que los fareros dejaron de existir con la llegada de los avances y la tecnología. Ahora es un museo en el que acaba una ruta a pie por los acantilados del parque natural. Precisamente, preservar este entorno es uno de los objetivos principales de la asociación We Love Albir que funciona con vecinos de la zona.

Con todo, la playa de l'Albir es una parte de l'Alfàs del Pi separada del núcleo urbano por kilómetros y con una nacional de por medio. Ese Camí la Mar que unió ambas zonas aún está en uso y ahora el Ayuntamiento está poniendo sus esfuerzos en acercar aún más ambas zonas con varios proyectos como la creación de una pasarela peatonal que cruce esa carretera.

Un paseo de las Estrellas al más puro estilo Hollywood

Los 500 metros de paseo tienen baldosas dedicadas a actores y directores premiados en el Festival de Cine de l’Alfàs

La playa de l’Albir es un espacio de cine. Esta zona de costa cuenta con un paseo de las Estrellas al más puro estilo Hollywood que es visitado cada año por miles de personas. En los 500 metros de primera línea se pueden encontrar decenas de baldosas de color rojo y blanco con los nombres de los actores o directores que han sido premiados en más de 30 años de Festival de Cine de l’Alfàs.

Cada galardonado ha sido el encargado de inaugurar su baldosa y dejar un pedazo de él para la historia. Pero no es el único lugar de l’Albir que tiene protagonismo en el certamen. El Faro de Plata que corona uno de los acantilados del parque natural de Serra Gelada. Ese faro también es protagonista de muchos de los carteles que anuncian el Festival.

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