Durante dos meses no se oirá el tañido de las campanas en Altea que anuncian las fiestas, las misas o los entierros. Ayer se desmontaron las cuatro campanas que coronan el campanario de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Consuelo, en el casco antiguo de Altea, para proceder a su restauración y refundición «dado el estado de deterioro que tienen por las inclemencias del tiempo y, sobre todo, por el salitre de la brisa marina», según señaló el párroco José Abellán. El sacerdote indicó que la campana más grande, que se ubica en la vertical de la entrada al templo, «está rajada y con riesgo de caer trozos a la calle cuando voltea, con peligro para las personas, por lo que es necesario refundirla», mientras que las otras tres «también necesitan una restauración porque tienen óxido, según nos han aconsejado los campaneros encargados de su mantenimiento».

De desmontarlas se encargaron los especialistas de la fábrica de fundición Hijos de Manuel Rosas, en Torredonjimeno (Jaén), en colaboración con la empresa local de Grúas Solbes, que estuvieron durante toda la mañana en la operación de bajada desde el campanario y carga en un camión. Abellán dijo que en Jaén estarán como mínimo dos meses arreglando las campanas, «aunque espero que para Pascua tengamos al menos una para anunciar la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo».

Las campanas actuales, que están grabadas con diferentes nombres, se construyeron entre 1943 y 2005 pues las anteriores fueron destruidas en la Guerra Civil. La más antigua es la que está en el hueco que mira la cúpula azul de la iglesia, lleva por nombre «San Blas» y pesa 216 kilos. La que se ubica sobre la puerta del templo se hizo en 1948, su nombre es «Santísimo Sacramento» y pesa 835 kilos. En el año 2000 se fundió la que mira hacia la huerta y La Nucía, con el nombre «Santíssim Crist del Sagrari», de 512 kilos. Por último, la que se construyó en 2005 está situada mirando a la calle Mayor y su nombre es «Mare de Déu del Consol».