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El peligro de los selfis de altura

La búsqueda de autofotos imposibles en Benidorm se hace viral a pesar de la falta de protección y condiciones de seguridad

Varios momentos de los selfis de los «instagrammers» británicos realizados durante la semana en Benidorm. información

Parece que todo vale por un «like», por un seguidor en una red social o por una fotografía única. Hacerse un selfie en cualquier lugar recóndito ya es una moda, pero hay quien la lleva al extremo. Las fotografías a uno mismo desde las alturas, en las azoteas de los rascacielos desafiando a la gravedad o en un acantilado encierran más peligros de los que parecen y pueden causar accidentes graves o, incluso, acarrear multas.

En los últimos días, Benidorm ha sido el escenario de algunos de estos selfies de manos de varios «instagrammers» británicos para los que subirse a las alturas para sacarse la mejor fotografía está a la orden del día. Esta moda, conocida como «Rooftopping», surgió hace unos años y se extiende por el mundo. El último lugar, los rascacielos de la capital turística y el «skyline» que se han convertido en el escenario de las peripecias peligrosas de esos jóvenes desde hace una semana cuando se colgó un vídeo en el perfil de uno de ellos trepando por la fachada de un edificio de la avenida Alfonso Puchades sin ninguna protección.

El joven que perpetró esta peligrosa actividad, que se hace llamar a sí mismo un «idiota profesional», es un instagramer británico al que siguen más de 5.000 personas y para el que parece que subirse a las alturas es su única meta. En Benidorm lo hizo en ese inmueble de viviendas y acabó detenido por la Policía Nacional que lo llevó a Comisaría de donde salió con una multa y su perfil cerrado por los agentes, al parecer, por grabarles. Pero eso no lo detuvo; ni a él ni a otros instagramers que le acompañan en sus días en la capital turística. Unas horas más tarde se subirían a dos hoteles de la ciudad, un día más tarde al edificio Intempo, de 192 metros de altura, y a otros rascacielos del Rincón de Loix como Torre Lugano donde coronaron su antena. Todo ello retransmitido casi en directo en su perfil de Instagram y con «selfies» del momento.

Pero no son los únicos que intentan lograr fotografías imposibles, aunque con los pies en la tierra. Los selfis se han convertido casi en un deporte de riesgo que en algunos casos han acabado en accidente o tragedia. En la ciudad, hacerse una foto en los acantilados del Castell, por ejemplo, ha acabado con alguna caída o con un rescate de manos de los bomberos al no poder volver atrás, según explicaron fuentes del Consorcio Provincial.

Una diversión muy peligrosa

Una diversión muy peligrosaSi de algo alertan los cuerpos de seguridad y de emergencias es de la peligrosidad de este tipo de acciones que además se convierten en virales. El joven trepando el pasado domingo en Benidorm desató la alarma entre los vecinos y provocó un despliegue de policía y bomberos que conlleva un «gasto social» aparejado. «Es peligroso. Primero para el que lo hace que puede resbalar o cualquier cosa aunque crea que lo tiene controlado. Segundo porque podría caer o tirar algo sobre otra persona», apuntaron algunas fuentes consultadas por este diario. Desde la Concejalía de Seguridad añadieron que «tienen que ser conscientes de que no se ponen sólo ellos en peligro, sino a cualquier otra personas». Con todo apuntaron que solo se le puede interponer una sanción y que , como además son extranjeros, se irán sin hacerla efectiva.

Hacerse selfis está a la orden del día en las redes, aunque hacerlo en las alturas y sin protección conlleva un peligro extremo. No todo vale por una fotografía.

Entre las denuncias absurdas y las humillaciones en las despedidas de soltero

Entre las denuncias absurdas y las humillaciones en las despedidas de solteroUna mujer presentó una queja porque en el hotel había «muchos españoles» y los tabloides británicos daban noticias falsas

No es la primera vez que Benidorm es protagonista de vídeos o historias virales en la red. La ciudad, a la que llegan cada año millones de turistas, se ve muchas veces envuelta en historias raras o curiosas y que acaban corriendo como la pólvora por las aplicaciones de mensajería o perfiles de redes sociales. La última de ellas ha sido la de los instagramers que eligen los rascacielos para sus selfies, pero antes ocurrieron otras, la mayoría de ellas protagonizadas por turistas británicos que pasaban sus vacaciones en la ciudad.

En la memoria de muchos está la historia de Freda Jackson, una mujer inglesa de 81 años que se quejó porque en el hotel que se hospedaba en la capital turística había «muchos españoles». Su reclamación a quienes organizaron su viaje se hizo viral y provocó todo tipo de reacciones en la red.

También abrió un debate sobre si «todo vale» la historia de Tomek, un joven de origen polaco de 34 años que llevaba tiempo viviendo en la calle y a quien alguien le ofreció 100 euros por tatuarse en la frente el nombre de un británico que celebraba su despedida de soltero en la ciudad.

Estas solo son dos de las historias. La red también está llena de vídeos en los que se puede ver a turistas practicando sexo entre las tumbonas de la playa o despedidas de soltero en la zona inglesa que se desmadran. Pero hay más. En Reino Unido, los tabloides se suman a la moda viral escribiendo «fakes» sobre la ciudad. El último, que la nieve la había cubierto con el último temporal. Todo por lograr un «like».

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