Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los hosteleros de Benidorm quieren marcar las terrazas para controlar la ocupación

El sector asegura que el 95% de los negocios cumple con la normativa y plantean que las autorizaciones sean por metros y no por número de mesas

Los hosteleros de Benidorm quieren marcar las terrazas para controlar la ocupación

Los hosteleros de Benidorm lo tienen claro: hay que cumplir la normativa que establece cómo han de ser las terrazas y cuánto deben ocupar. Pero también quieren que se cambien algunas cuestiones en la concesión de las mismas o que se tomen medidas para controlar la ocupación de las vías peatonales. Entre ellas, llevan años planteando que se marquen en el suelo cada uno de los espacios o que, en lugar de darse las concesiones por número de mesas, se haga por metros cuadrados, lo que permitiría a cada bar, restaurante o cafetería elegir ellos mismos qué mesas y sillas colocan sin salirse del límite.

El presidente de la Asociación de Bares, Cafeterías y Restaurantes de Benidorm (Abreca/Cobreca), Javier del Castillo, explicó ayer a este diario que «ya propusimos que se marcaran en el suelo las terrazas como se hace en muchas otras ciudades», algo que asegura mejoraría los problemas de ocupación que se generan en algunas calles, sobre todo del centro urbano, como la Alameda, Martínez Alejos o Santo Domingo. Aunque «Benidorm no es de las ciudades que más problemas tenga como sí ocurre a otros municipios de la provincia», el responsable de la entidad sí añadió que se podrían aplicar algunas fórmulas para mejorar la situación actual.

Entre ellas estaría esa de marcar los puntos hasta donde se pueden ocupar las vías; pero también apuntan a que las fachadas de cada negocio podrían contar con una «pegatina» a modo de las que marcan los aforos para informar de cuánta ocupación tienen permitida. Además, entre las propuestas estaría también que las autorizaciones se otorgaran divididas por metros que se pueden ocupar y no por número de mesas. «No es lo mismo una cafetería que quizá con una mesa de 70 centímetros tiene suficiente que un restaurante que igual necesita una más grande», añadió.

Con todo, Del Castillo aseguró que en Benidorm el «95% de los hosteleros intenta adecuarse y cumple la normativa» y que «muchas veces pagan justos por pecadores». En cuanto a las normas municipales, la entidad apuntó que «siempre hemos estado del lado del Ayuntamiento porque lo que no pueden hacer algunos locales que tengan mesas y sillas es aprovecharse y ocupar más calle».

Del Castillo apuntó que «las calles son para los peatones y también tiene que haber negocios; hay que buscar un equilibrio y que no haya un abuso». Y para ello, desde la asociación, cada año se manda una comunicación a todos los negocios para «avisarles de que tienen que cumplir con la ley y no perjudicar» al resto. Además se informa de que podrán ser multados en caso contrario por parte del Ayuntamiento.

De hecho, esto va en consonancia con las nuevas medidas que plantea la Concejalía de Comercio. Como publicó ayer este diario, el área municipal plantea endurecer el control sobre las terrazas sobre todo para evitar que en calles como la Alameda las mesas y sillas no dejen un hueco libre para los viandantes.

Un laberinto para los vecinos

Pero no solo aquellos que pasean por las calles del centro de Benidorm se encuentran con laberintos de mesas y sillas. Los vecinos lidian cada día con ellas para entrar a sus casas o para pasar con carros de la compra o carros de bebé. Llegar a algunos portales, sobre todo en las calles más estrechas llenas de bares, a veces es misión imposible. «Vas con la compra y no puedes ni pasar porque está lleno de gente», afirma una de las vecinas. Según la residente, el problema no es solo «los que están sentados, sino que delante de muchos bares se agolpa la gente de pie con sus copas de vino o sus tapas». Por tanto, en algunos momentos, como en temporada alta, calles del centro se llenan de gente que apenas deja paso.

Pero hay más. Otra vecina explicó a este diario que, en caso de emergencia, «los servicios sanitarios tienen problemas para pasar». Así indicó que, en pleno julio, llamó a una ambulancia «para que viniera a mi casa y tuvo que aparcar a cuatro calles y acceder con una camilla sorteando mesas, sillas y gente».

Algunos residentes apuntan a que «muchos incumplen la ordenanza» y que debería ejercerse mayor control sobre los locales a la hora de ocupar la vía pública. Sobre todo en verano cuando la afluencia de clientes es mucho mayor «y algunos quieren sacar hasta la última mesa». Para ellos, vivir en el centro es esquivar terrazas a cada paso.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats