Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Benidorm

Un pequeño Madrid entre rascacielos

Vista aérea de una parte del barrio de Colonia Madrid. David Revenga

En los inviernos de los años 60 y 70, Pepe Navarro o Antonio Gonzaga recuerdan cómo aparcaban el coche en la puerta de su casa debajo de un algarrobo que daba sombra. Los suyos y algún vehículo más eran los únicos en la calle Goya, una de las principales de Colonia Madrid en Benidorm. Pero los tres meses de verano, aparcar se volvía tarea complicada. Y es que el barrio se llenaba de centenares de familias madrileñas que dejaban la capital atrás para pasar tres meses de vacaciones en la costa y eligieron estas calles en las afueras de la ciudad para comprar sus chalés a modo de segunda residencia. Ahora, el barrio ha cambiado y es totalmente diferente a lo que fue a excepción de algunas viviendas unifamiliares que aún quedan escondidas entre edificios. Eso sí, aún mantiene la esencia de aquellos días en sus calles o en los nombres de sus edificios que repiten algunos de los principales de calles madrileñas.

Pasear por este barrio es hacerlo por un pequeño Madrid pero rodeado de rascacielos. El barrio de Colonia Madrid se levantó como una zona residencial en la que sólo la primera promoción de viviendas que se construyeron ascendieron a 400 chalés, de los que ahora se conservarán un centenar. El resto fue vendido por los propietarios que, con los años, abandonaron estas calles para acercarse más al mar o a otras zonas residenciales que comenzaban a expandirse. Los solares que dejaban comenzaron a llenarlos bloques de pisos y empezaron a llegar familias trabajadoras tanto de Benidorm como de los alrededores.

Antonio Gonzaga, Pepe Navarro, Mario Cid y Jesús Rosillo son vecinos de este barrio de Benidorm. Alrededor de una mesa y con un café delante recuerdan cómo ha evolucionado y destacan lo «bien que vivimos aquí». «Yo no me cambiaría de barrio», afirma uno de ellos mientras los otros tres asientes con la cabeza. Ellos son de los vecinos más veteranos: Antonio tiene 81 años y vive allí desde 1957; Pepe tiene 77 años y fue propietario en 1962; Mario tiene 70 años y llegó de Barbate en 1969; y Jesús tiene 68 años y lleva en Colonia Madrid desde 1981. Antonio y Pepe aún conservan una de aquellas primeras casas con jardín que vendían en aquel momento por 130.000 pesetas.

«Primero eran todo veraneantes de Madrid, por eso al barrio se le puso ese nombre. Se bailaba el chotis en la calle y había un solar cerrado con vallas que es donde se hacían las misas», apuntan. Así Antonio recuerda que «se formó luego una Cofradía y montaron un paso con el cristo que luego no salía por la puerta y tuvieron que levantarlo por encima de la valla».

Estos veraneantes de la capital llegaban los tres meses de verano y «luego a final de septiembre desaparecían y todos los chalés se quedaban cerrados». Los vecinos fueron viendo cómo poco a poco aquellos residentes, entre los que habían familias madrileñas de alto poder adquisitivo, iban vendiendo sus viviendas para irse a otras zonas u otros municipios: «empezaron a decir que se aburrían, que el barrio era muy tranquilo». Algunos resistieron sin vender, como Antonio y Pepe. El primero afirma que «llegaron a ofrecerme hasta 90 millones de pesetas por mi casa». Pero no vendió. Las promotoras necesitaban como mínimo dos parcelas de aquellos antiguos chalés para hacer bloques de casas, así que sobrevivieron algunas manzanas con la fisionomía anterior. «Ahora hay más vida y es la misma invierno que verano» porque los residentes actuales no están de paso o de «veraneo» sino que son trabajadores que tienen su residencia en esta calles.

Expansión de Benidorm

El barrio de Colonia Madrid se extiende desde la avenida de l'Aigüera pasando por la de Beniardà, antes conocida como la carretera de Pego, hasta el parque de Foietes (aunque los vecinos extienden el barrio hasta el barranco de Xixo). Por arriba, acaba en la estación de tren y por abajo, detrás de Jaime Primero. Según los datos del padrón municipal, en la actualidad residen 11.467 vecinos (es decir, los que están empadronados).

Mucho antes de esa expansión de chalés y bloques de viviendas, donde ahora se encuentra algunos de los colegios o bares, lo que había era campos y descampados que terminaban en la estación de tren, que aún hoy sigue en funcionamiento con el TRAM. «Antes era un desierto. La gente tenía hasta miedo de ir a la estación, sobre todo de noche», recuerdan Antonio y Pepe. Tan lejos parecía que estaba que «intentaron poner un carro para ir del centro del pueblo a la estación y nadie quiso coger la concesión». Mario, natural de Barbate y residente en el barrio desde finales de los 60, recuerda cómo montó una freiduría en lo que hoy es la avenida de Beniardà y le dijeron: «¿Ahí arriba te vas a ir? Si ahí hay que ir en avión». En la actualidad su hijo sigue con el mismo negocio en otra de las calles del barrio.

La zona podría ser como una pequeña ciudad dentro de Benidorm. «Puedes comprar, ir al médico, al especialista, al centro social, al colegio y hasta la Guardia Civil sin cruzar Jaime I», alegan los vecinos. Y es que sólo en esta calles se concentran tres colegios (dos más si se extiende la visión hasta Xixo), el Centro Social José Llorca Llinares, el cuartel de la Guardia Civil, una extensión administrativa, un centro de salud a pocos metros, la Ciudad Deportiva Guillermo Amor, la estación del TRAM, una Iglesia y casi todos los servicios como supermercados.

Además «la oferta gastronómica sólo en estas calles es muy buena», añaden. «Es una de las zonas más completas de Benidorm», apuntó el presidente de la Asociación de Vecinos La Almudena, Lorenzo Álvarez, una de las dos entidades vecinales que funcionan en el barrio.

Un nuevo parque y limpieza

Los vecinos reconocen que el barrio de Colonia Madrid ha cambiado mucho en los últimos años. Jesús recuerda cómo el barranco de Foietes estaba totalmente abandonado y lleno de suciedad y ahora, en su lugar, «tenemos un parque estupendo». Y es que hace unos años la zona cambió para dar lugar a un área verde de más de 100.000 metros cuadrados que permitió además urbanizar la zona y dar acceso directo al centro de salud.

«Antes estaba tan mal que no se vendían ni las casas que daban al barranco. Ahora son las que mejor vistas tienen», explicó Antonio. Con ese parque llegaron otras mejoras y consiguieron que se cumplieran algunas de sus reivindicaciones. Entre ellas, las de la limpieza: «está todo mucho más limpio que antes, se baldean las calles y se recoge todo» aunque añaden que «sólo falta un poco de vigilancia sobre los que tienen perro y no cumplen, aunque eso es igual en todos los barrios». Los residentes añaden que además la seguridad ha mejorado mucho, sobre todo, por el cambio de alumbrado que ha dejado «una zona más segura» y que «es un barrio muy tranquilo donde casi nunca pasa nada».

Y entre todas sus reivindicaciones, hay una en la que han sido el barrio piloto: la de mejorar el aparcamiento. «Antes había gente que dejaba el coche y no lo movía en un mes de vacaciones. Ahora podemos aparcar cerca de nuestras casas». Y es que este barrio fue el primero en el que el Ayuntamiento de Benidorm impulsó la zona de aparcamientos sólo para residentes. Así se marcaron las calles con líneas continuas, se señalizó y se entregó a los empadronados tarjetas identificativas para aparcar. «Vivimos muy a gusto aquí», concluyen los cuatro vecinos «veteranos». Y es que consideran el barrio como una pequeña ciudad en medio de tanto rascacielos.

Callejero Del Paseo de la Castellana a Salamanca, Goya o Velázquez

Callejero Del Paseo de la Castellana a Salamanca, Goya o VelázquezCaminar por el barrio de Colonia Madrid de Benidorm es sentirse como en la capital española. El callejero de esta zona recoge nombres como los de la ciudad madrileña. Entre ellos, se puede pasear por el Paseo de la Castellana o Paseo de las Acacias. Pero también por la calle Goya o Velázquez, recordando a los reconocidos pintores. El barrio de la capital turística tiene su propia calle Serrano, Alcalá, Salamanca, Almudena e incluso una calle Montera, Florida o Atocha. Pero además los edificios tienen nombres de reconocidas fiestas, calles o similares como Edificio San Isidro o Argüelles. Girando una calle, los visitantes se podrán encontrar con la Iglesia de la Almudena o incluso con la Virgen de la Paloma y algunos de sus bares también recuerdan a conocidos lugares madrileños. Todo en recuerdo de aquellos primeros vecinos de esta zona: los llegados de la capital que comenzaron a tener aquí sus segundas residencias en las que pasaban los meses de verano. El nombre de las calles quizá querían hacerles sentir como en casa y ahora son fotografiados por más de un turista al que le llama la atención este pequeño Madrid en la costa alicantina.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats