La paz se instala en Benidorm después de la ardua batalla entre las tropas de la media luna y las de la cruz. Benidorm vivió ayer la última jornada de las fiestas de Moros y Cristianos en la que por la mañana tuvo lugar el Parlamento de Paz y la Gran Ofrenda de Flores en honor a San Jaime.

A las 12.00 horas, centenares de personas se concentraban frente al Castillo, este año situado en la plaza del Ayuntamiento y no al final de la calle Gambo. El texto de Pere María Orts i Bosch de 1990 volvió a resonar ayer en la voz de los Embajadores Moro y Cristiano. Este acto representa la batalla dialéctica entre el príncipe tunecino y el alcaide de la villa. Kairuan, el primero, descendiende de la familia Darhim, reclama la ciudad y lo hace recordando el que podría ser el origen del nombre de Benidorm: «Beni Darhim» («el lugar de los hijos de Darhim»). Tras este parlamento, ambos firmaron la paz.

Nada más terminar, filaes, autoridades, reinas y damas de las Fiestas Mayores Patronales iniciaron la Gran Ofrenda de Flores en honor al patrón para terminar en la Iglesia de San Jaime y Santa Ana.