El batir de las olas y los fuertes vientos durante décadas han hecho que una parte del macizo de Punta Canfali sobre la que se asienta el Castell de Benidorm necesite consolidarse para evitar así que se produzcan nuevos desprendimientos que caigan al mar y, sobre todo, para que no ceda esa gran roca en el futuro. Para ello, desde hace dos semanas, trabajadores de una empresa especializada en trabajos en vertical se descuelgan cada día para realizar una actuación que permita estabilizar esta zona.
Ese macizo sobre el que se sustenta uno de los enclaves más conocidos y fotografiados de Benidorm (ahora cerrado por las obras de excavación del antiguo castillo que se están realizando) es de «caliza». El paso del tiempo y estar expuesta a los elementos ha hecho que la parte que da a Levante se encuentre muy deteriorada mientras que la de Poniente, al estar más resguardada, no ha sufrido tanto desperfecto. En esta zona que da a la playa del Mal Pas ya se realizó una actuación en 2008.
Así, tras varios ensayos geotécnicos, tal y como explicó a este diario Fernando Riera, el responsable de la asesoría técnica de la obra, se buscó la mejor solución para «evitar que se degradara más». Pero antes, esa actuación se enfrentaba a un problema: la «gran inclinación» desde la línea del mar desde esa roca, por lo que los trabajos tenían que hacerse en vertical.
Desde la parte de Levante o desde el agua, a lo lejos, se pueden ver cada día cómo se «descuelgan» los operarios de la empresa «IMuntanya» que bajan con sus cuerdas y todas las medidas de seguridad a 50 metros desde la parte más alta del macizo, donde se ubica la plaza del Castell, que está a una «cota de 70, es decir, 70 metros de desnivel sobre el mar».
Desde allí, y siempre «colgados» en vertical, están realizando dos tipos de actuaciones. Una en la que colocan «mallas ancladas» a la parte de la «roca sana», es decir, la que no ha sufrido desprendimientos hasta ahora, para que, si se producen nuevas caídas de rocas, se queden en esa «tela» y no caigan al mar, según indicó Riera. Esa malla cubrirá una superficie de 550 metros cuadrados.
La segunda parte es la de consolidación del propio macizo. Y para ello se está «cosiendo» la roca por medio de «bulones de 25mm de diámetro» que se insertan en el macizo hasta los «3 o 6 metros de profundidad». En total, entre «anclajes pasivos y activos, unos 1.000 metros». La roca se perfora tanto manual como automáticamente por medio de martillos neumáticos, según la profundidad a la que tengan que llegar.
El proyecto, según las mismas fuente, incluía además una tercera solución que, por ahora, tendrá que esperar: la creación de una escollera en el mar que parara el efecto de las olas directamente sobre el macizo. Ésta se dejará para más adelante al necesitar un permiso especial de la Dirección provincial de Costas al ser una «obra marítima», añadió.
Dos semanas más de trabajo
Las obras de consolidación comenzaron hace dos semanas y la previsión es que duren otras dos semanas más. Los trabajos se incluyen dentro del Proyecto de intervención arqueológica, recuperación y puesta en valor del Castell de Benidorm que lleva a cabo la UTE formada por Orthem y Wenceslao García. Este proyecto está valorado en 1,2 millones de euros y cuenta con una subvención del Programa Operativo FEDER 2014-2020, por lo que tendrá que estar terminado antes de que acabe el mes de noviembre.
Esta actuación ya está avanzada en la parte de la plaza del Castell donde los trabajos arqueológicos han sacado a la luz algunas estructuras como un gran aljibe, restos de estancias del castillo original o trozos de muralla que permiten conocer el recorrido antiguo. Ahora, las tareas continúan y ya se está cubriendo de nuevo la plaza para llevar a cabo la futura musealización de este enclave turístico tan conocido y que aparece en millones de fotos y que lleva cerrado al paso de vecinos y turistas desde antes del verano.
