Santa Marta salva el Desembarco de La Vila Joiosa. Al amanecer de ayer, todos los malos presagios y temores por si, a causa del mal estado de la mar, suspendía la invasión de la media luna, se disiparon. Un año más, las 34 barcas, pintadas y decoradas con los símbolos de cada compañía mora, se divisaron en el horizonte al mismo tiempo que amanecía. En ellas, las tropas moras, capitaneadas por el Rey berberisco Vicente Sivera, se aproximaron a la costa.

Allí, en la playa, los cristianos, con el Rey de la Artillería Cristiana David Hontoria a la cabeza, les esperaban para, a golpe de arcabuces y cañonazos, repeler su ataque. En el mar se representó la batalla naval entre ambos bandos que después continuó en tierra, cuando los moros desembarcaron, con la lucha cuerpo a cuerpo.

El Desembarco es todo un espectáculo de luz, fuegos artificiales, arcabuces, y música que se celebra todos los años el mismo día, el 28 de julio y que reúne a miles de personas, entre festeros, vileros y turistas, al amanecer en la playa Centro de La Vila Joiosa.

Declarado de Interés Turístico Internacional, el acto, el más esperado de las Fiestas de Moros y Cristianos de La Vila Joiosa, simula los hechos ocurridos en 1538, cuando moros y cristianos se enfrentaron en el mar. Las tropas sarracenas desembarcaron en las playas de la ciudad, con la intención de invadirla, y Santa Marta medió para ayudar a los guerreros que defendían la plaza, impidiendo la toma por parte de los piratas berberiscos. El Desembarco Moro es un fiel retrato de estos hechos.

Guerra dialéctica

Antes de que se produjera el gran combate entre moros y cristianos, el emisario moro pidió al Rey Cristiano que se rindiera, pero éste se negó. Entonces el Rey Cristiano tomó posiciones en el castillo, mientras el Rey Moro se acercó con su embajador en otro intento de que la plaza se rindiera. Los representantes de ambos bandos mantuvieron una guerra dialéctica, en el acto de la embajada mora, para intentar llegar a un acuerdo y evitar así la guerra. Pero, desde lo alto del Castillo, ubicado en la arena de la playa Centro y con el mar como fondo, las tropas cristianas cedieron.

La guerra era ya inevitable. La batalla se recrudeció en el mar; en tierra, los cristianos repelieron el ataque con sus arcabuces y cañones, mientras los moros saltaron al mar desde las barcas. Es el momento cumbre del Desembarco. Y, en pleno enfrentamiento, la imagen de Santa Marta, la patrona de La Vila Joiosa, se iluminó, recreando lo ocurrido en 1538, cuando protegió a La Vila Joiosa de los invasores.

La batalla concluyó con la toma del castillo por parte de las tropas sarracenas, la bandera de la media luna ondeando en sus almenas, y los moros de la compañía del Rey, Piratas Berberiscos, celebrando el triunfo. Pero, eso sí, por poco tiempo. Por la tarde, los cristianos sumaron fuerzas, pidiendo ayuda a los pueblos de la montaña, para una nueva contienda; unos hechos que se representaron en los actos de la Embajada Cristiana y Reconquista. De esta forma, los cristianos recuperaron la plaza, y su bandera ondeó de nuevo en el castillo. A continuación, los festeros subieron hasta la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción, en pleno Casco Antiguo, para dar las gracias a Santa Marta por su protección. Veintiún salvas anunciaron además la llegada del día de la patrona, el 29 de julio.

Hoy, Santa Marta y festivo en La Vila, tendrán lugar la misa solemne en honor a la patrona, a las 11.30 horas, por la tarde la procesión y de madrugada del Castillo de fuegos artificiales.