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Saltos entre la adrenalina y el postureo

Numerosos puntos en la provincia son frecuentados por aficionados a lanzarse al agua desde una cierta altura. La mayoría de estos lugares no se consideran zonas aptas para el baño y no tienen ninguna vigilancia

Jóvenes lanzándose al mar en la punta Llisera de Benidorm. David Revenga

El vértigo de lanzarse al agua desde una altura es para muchas personas una tentación muy difícil de resistir. Un subidón de emociones que no tiene parangón con ninguna otra experiencia. Por ello, las zonas escarpadas de la costa y las pozas en ríos y pantanos son un punto de peregrinaje habitual para quienes disfrutan de esta aventura. Ahora bien, en ocasiones hay quien olvida que esta actividad tiene un punto arriesgado y que para llevarla a cabo es preferible tomar una serie de precauciones, como conocer bien el lugar y la posición en la que lanzarse. Y ni aun así se evita la posibilidad de sufrir un percance.

El fallecimiento de un joven en la isla de Tabarca el pasado miércoles ha puesto de relieve la peligrosidad que puede entrañar esta práctica. Casos trágicos como éste son, afortunadamente, muy poco frecuentes, pero de manera más habitual sí se producen otras incidencias como fracturas, luxaciones y contusiones más leves, bien por el impacto del cuerpo contra el agua o por golpearse con rocas. Al igual que ocurre en otras actividades deportivas de riesgo, toda precaución es poca.

Son muchos los lugares en la provincia donde es habitual ver a personas tirarse al agua desde un punto elevado. Las zonas escarpadas de la costa son, lógicamente, las más frecuentadas para ello, ya que las rocas y las pozas que se forman en sus márgenes son los factores físicos idóneos. Cualquier sitio con estas características es susceptible de ser escenario habitual de saltos más o menos espectaculares. En las comarcas alicantinas esta afluencia se da de sur a norte, desde la Vega Baja hasta la Marina Alta. En Torrevieja la estampa se produce en puntos como la zona de calas entre la Torre del Moro y la playa de los Locos, o incluso en el dique de Poniente del puerto. En El Campello también se lanzan al mar en el entorno de los Baños de la Reina y en la Cova del Llop Marí, mientras que en Benidorm la práctica es habitual en cerca de la cala de l'Almadrava y en la cara norte de Punta Llisera. Ya en la Marina Alta, la Roca Plana de Calp y la zona entre las calas de les Bassetes y la Fustera, en el litoral de Benissa, son otros puntos característicos.

Y cuanto más accidentada es la costa, más probabilidades de que cualquier emplazamiento alto a cuyos pies el agua sea suficientemente profunda se convierta en un punto desde el que saltar. El coordinador de Cruz Roja en Xàbia, Javier Server, corrobora que la práctica es muy habitual en este municipio, y señala además que dos de los lugares más frecuentados son las calas de Ambolo y el Tangó, precisamente las dos cerradas al público por riesgo de desprendimientos. Ahí está una de las claves: la mayoría de estos lugares no son zonas aptas para el baño y, por lo tanto, es común que los ayuntamientos o el Estado lo adviertan a través de carteles para tratar de disuadir a los potenciales saltadores. Y no sólo en la costa, sino también en el interior, en puntos como el Pantano de la Pedrera en Orihuela, el Racó de Sant Bonaventura de Alcoy y el Barranc de l'Encantada de Planes, donde esta misma semana se ha insistido en desaconsejar el baño y en el riesgo de lanzarse desde las rocas.

«Cultura Instagram»

«Cultura Instagram»Las advertencias de las administraciones, no obstante, rara vez cumplen esa función disuasoria. Así, en Xàbia «en el día a día de la actividad de Cruz Roja en el litoral, casi todas las incidencias están relacionadas con los saltos», señala Javier Server. El responsable cree que «hace falta concienciarse más» acerca de los riesgos que entrañan estas prácticas, y recuerda que «si una zona no está habilitada para saltos, no hay por qué saltar». La mayoría de estos lugares, al no estar considerados aptos para el baño, no tienen ningún tipo de vigilancia, lo que hace que cualquier asistencia a una persona lesionada se demore al tener que acceder hasta el lugar.

Server añade que, en muchos casos, «luchamos contra la foto», es decir, que existe también lo que ahora se llama postureo: la obsesión por conseguir la imagen o el vídeo más espectacular de un salto al agua. En este sentido, el coordinador xabienc de Cruz Roja alude al auge de la «cultura Instagram», y que la exhibición de las fotos en esa red social hace que «la gente acuda más» a estos lugares. Y, en ocasiones, que sean personas no experimentadas en la realización de estas prácticas, lo que incrementa el riesgo de lesionarse. Por ello, insiste en la necesidad de tener cuidado con «el efecto imitación», a la vez que recalca la dificultad de controlar que se respete la prohibición o no recomendación de entrar en estos lugares escarpados sin vigilancia. En la propia Xàbia, la cala de la Granadella es otro punto frecuentado por saltadores; allí no está vetado el acceso, pero sí hay otras complicaciones, como el intenso paso de embarcaciones que hay en la zona. El responsable hace hincapié en la obligación de «ser buen ciudadano en el medio acuático, igual que en la carretera», e insta a los bañistas a «informarse bien y acudir a zonas vigiladas, donde los socorristas están justo para minimizar los riesgos».

Vuelos arriesgados en parapente desde puntos escarpados

Vuelos arriesgados en parapente desde puntos escarpadosAparte de los saltos al agua, otras actividades deportivas cargadas de emociones fuertes como son los vuelos en parapente presentan en ocasiones problemas, al realizarse en zonas escarpadas donde circunstancias como los cambios en el viento pueden producir choques contra el terreno. Ha ocurrido en ocasiones en puntos del sur de la provincia como el cabo de Santa Pola o la sierra de Redován. Eso sí, quienes realizan estas actividades suelen ser personas experimentadas en la materia y con todo tipo de precauciones de seguridad, por lo que las incidencias no se pueden achacar a irresponsabilidades de la misma forma que con los lanzamientos al agua. Lo mismo puede decirse de las actividades de «puenting», totalmente reguladas y profesionalizadas, y que de vez en cuando se llevan a cabo en lugares como los viaductos de la vía verde que recorre los alrededores de Alcoy.

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