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Seis décadas del festival que fraguó el modelo Benidorm

La ciudad repasa los 60 años del Festival de la Canción con una gran exposición que rememora sus momentos más destacados

Aretha Franklin, que actuó en el certamen en 1970. perfecto arjones

Corría el año 1958 cuando Pedro Zaragoza Orts, el alcalde que lo inventó -casi- todo en Benidorm, sentó a los periodistas Juan Carlos Villacorta, director del gabinete de prensa de la Secretaría General del Movimiento, y Teodoro Delgado Pomata, director de La Voz de Madrid, estación central de la Red de Emisoras del Movimiento (REM) en el famoso quiosco del Ti Quico, ubicado en la primera línea de la playa de Levante, para invitarles a unos «quicos». Este vino mezclado con limonada era la bebida con la que, en la época, los hombres de Benidorm bañaban sus tardes de tertulia. Para entonces, Don Pedro ya había iniciado su particular proyecto para hacer de Benidorm la ciudad donde toda Europa quisiera venir a pasar sus vacaciones, pero pretendía promover un evento que sirviera para difundir aún más las bondades de este paraíso del turismo. Así, entre «quico» y «quico», se gestó el germen de lo que un año después sería el Festival de la Canción, de cuya primera edición se cumplen estos días seis décadas.

La ciudad va a conmemorar la efeméride con una gran exposición que podrá visitarse a partir de mañana, jueves, en el Museu Boca del Calvari. Ayer, ya hubo una primera oportunidad para abrir boca de lo que será la muestra, con el encendido del cartel de neón con el que se ha decorado la fachada de este museo municipal al más puro estilo festival. Porque si por algo se caracterizó en sus años dorados este mítico certamen, además de por ser el trampolín de todos los grandes artistas del momento, fue por el glamur con el que impregnó la ciudad durante todos los meses de julio, que lo convirtió en un acontecimiento único.

La primera gran noche

Monna Bell conquistó al público y al jurado el 11 de julio de 1959 con su famoso «Un telegrama», una pieza compuesta por Gregorio y Alfredo García Segura y que se alzó con la primera Sirenita de Oro de la historia del festival. En su primera edición se llamó Festival de la Canción de La Voz de Madrid y en apenas dos meses desde su convocatoria logró que se presentaran a concurso hasta 1.325 composiciones. El comisario de la exposición, Juan Díaz, recuerda que tal fue el éxito y la buena acogida de aquella primera edición que de ahí en adelante el certamen se rebautizó con el nombre de Benidorm, con el que ya seguiría hasta el final de sus días.

Después de Monna Bell vendrían el Dúo Dinámico, Bruno Lomas, Los Gritos, Emilio José, Dyango o Donna Hightower... Y Eduardo Rodrigo, Mirla Castellanos, Karina, Víctor Manuel, Betty Missiego, José Vélez, Tino Casal, Raphael o Julio Iglesias, los dos últimos, sin duda, los artistas con mayor repercusión nacional e internacional para los que el Festival de la Canción sirvió en su día como trampolín.

Porque, además de un certamen que siempre miró a San Remo y que tenía como finalidad elegir las mejores canciones de cada verano, el de Benidorm también fue el evento que nadie, ningún artista ya con renombre en la época, se quiso perder. Sirva como ejemplo recordar lo que ocurrió sobre el escenario de este festival el 17 de julio de 1970. Mientras que en los Estados Unidos las leyes raciales daban sus últimos coletazos y a punto de iniciar una gira que la llevaría a distintas capitales europeas, Aretha Franklin hizo escala en Benidorm para encender al público que se dio cita en la gala final de un certamen. Tal y como recuerda la prensa de la época, la «reina del soul», que tres años antes había hecho suyo el R-E-S-P-E-C-T de Otis Redding para convertirlo en todo un himno feminista, ofreció un brillante espectáculo con más de treinta acompañantes, entre bailarines y coristas, y se enfundó un sombrero cordobés en la que sería su primera y única actuación en España.

Lo que acabó siendo

Además de años de oro, en los que el certamen se llegó a retransmitir a partir de 1964 en once países de Europa y América; tuvo un rally de coches antiguos que cubría el trayecto Madrid-Benidorm; o fue el argumento de la película «Festival de Benidorm», protagonizada entre otros por Conchita Velasco, también llegaron los años de declive. El descenso en la calidad de las canciones o la ausencia de artistas de renombre hizo que el certamen fuera perdiendo fuelle hasta el punto de no celebrarse entre los años 1979 y 1984. En 1985 hubo un intento de resucitarlo que apenas tuvo repercusión y en 1993, ya con Eduardo Zaplana como alcalde, hubo un segundo intento de recuperarlo, con el apoyo de varios canales de televisión de ámbito nacional y autonómico, hasta que en 2006 la caducidad del formato puso el punto final a este evento en la que fue su trigésimo novena edición.

El alcalde de Benidorm, Toni Pérez; la edil de Patrimonio Histórico, Ana Pellicer; y el comisario de la exposición explicaron ayer que la muestra recoge todo tipo de objetos relacionados con este evento musical, desde todos los carteles hasta las réplicas de las distintas «sirenitas», cómics, fotografías, y numeroso material del Archivo o cedido por particulares. La misma podrá visitarse todos los días de la semana, de 18 a 23 horas, hasta el próximo 20 de octubre.

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