El expresidente de la Generalitat y exiministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, es un hombre de rutinas. En libertad desde principios de febrero como principal implicado en el caso Erial, Zaplana aprovecha su residencia en Benidorm y la proximidad de su casa a la playa de Poniente para realizar cada tarde un recorrido al borde del mar, como un turista más.

Casi anónimo entre los miles de visitantes que llenan estos días la capital turística de la Costa Blanca, para los residentes en la ciudad de la que Zaplana fue alcalde, la espigada figura del político, que a pesar de su enfemedad presenta buen aspecto, no pasa desapercibida. El vídeo fue tomado el sábado por la tarde, frente a la inconfundible imagen de la Isla de Benidorm.