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Refugio para el depredador del mosquito tigre en Callosa d'en Sarrià

Estudiantes de un instituto construyen casetas reciclando palés de madera para cobijar murciélagos y facilitar que críen. Las primeras se han instalado en el IES y ahora se extenderán a otros edificios municipales

Dos de los refugios creados por estudiantes callosinos para cobijar murciélagos. INFORMACIÓN

Originario del sudeste asiático, la propagación del mosquito tigre en los últimos años ha traído de cabeza a las autoridades sanitarias ante la cantidad de enfermedades infecciosas que su picotazo puede transmitir. Entre ellas, el dengue, la fiebre amarilla o la artritis epidémica chikunguña, muchas de ellas hasta hace muy poco localizadas sólo en países tropicales.

Alumnos del instituto Rodolfo Llopis de Callosa d'en Sarrià se han puesto manos a la obra para aportar su granito de arena en la lucha contra este insecto invasor. Y lo han hecho, de la manera más ecológica y respetuosa con el medio ambiente que se les ha ocurrido: reutilizando palés de madera sin uso para construir casetas que sirvan como refugio para los murciélagos de la zona, al ser esta especie de quirópteros el mayor depredador del mosquito tigre que se conoce hasta la fecha.

La iniciativa ha sido promovida por estudiantes del ciclo formativo de grado superior en Gestión Forestal y del Medio Natural, los encargados de desarrollar un proyecto que inició en 2017 el grupo ecologista Xoriguer de La Vila y que, en Callosa, ya ha visto parcialmente la luz con la instalación de los primeros seis refugios en muros y paredes del propio instituto. Ahora, el objetivo es extender la iniciativa a otros centros educativos y edificios municipales de la localidad, para lo que están a la espera de una autorización que ya ha sido solicitada al Ayuntamiento callosino.

La forma de proceder es bien sencilla. El ecoparque ubicado junto al instituto cede al centro educativo los palés que recoge para que allí los puedan reciclar. Los estudiantes, en sus prácticas de mecanizado sobre madera, reutilizan todas las piezas en la construcción de estos refugios, para los cuales hace falta prácticamente un palé por cada unidad.

En la Península Ibérica existen tres hábitats en los que se desarrollan los murciélagos: los murciélagos cavernícolas, que se encuentran en cuevas; los forestales, que necesitan bosques maduros, con oquedades para habitar; y los fisurícolas, que necesitan pequeños huecos o fisuras en edificios, márgenes para refugiarse y anidar. Y es a éstos últimos a los que va dirigida esta iniciativa, según explica Eugenia Roig, una de las profesoras del Rodolfo Llopis.

Un aliado natural

¿Por qué es tan importante esta acción para combatir al mosquito tigre? Por la propia naturaleza en sí de estos mamíferos voladores. Cada quiróptero en época de cría, que se extiende entre mayo y agosto, puede llegar a consumir entre 600 y 1.000 mosquitos cada hora, lo que representa un tercio de su peso vivo. Facilitando la reproducción de los murciélagos, por tanto, se garantiza un aliado natural para luchar contra este tipo de mosquito, que tantos problemas ha generado en los últimos veranos en la provincia.

Desde el IES callosino destacan que esta práctica tiene en sí una doble finalidad, por un lado «contribuimos a mantener el equilibrio de nuestro entorno devorando insectos, y por otro, revalorizamos la madera de palés en desuso» que, de otra forma, no tendría apenas salida. Y, además, disponen incluso de unos planos sobre cómo fabricar estas casetas por si algún manitas quiere unirse a su causa. Todo sea por evitar las odiosas picaduras.

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