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Las lluvias alejan la necesidad de un trasvase para garantizar el agua en la Marina Baixa

El episodio de precipitaciones de Semana Santa rellena los acuíferos de la comarca y suma más de 2 hectómetros cúbicos a los embalses

Agua en el azud del Algar tras las últimas lluvias caídas esta Semana Santa.

En el peor momento para el turismo pero en el mejor para el resto de sectores. El episodio de lluvias registrado esta Semana Santa va a permitir a los municipios de la Marina Baixa no tener que depender de la llegada de caudales externos para garantizarse el suministro para beber de aquí a final de año. Así al menos se desprende de los datos recogidos por el Consorcio de Aguas comarcal, organismo del que forman parte la Diputación de Alicante, la Confederación Hidrográfica del Júcar y los ayuntamientos de l'Alfàs del Pi, Altea, Benidorm, Finestrat, Polop, La Nucía, y La Vila Joiosa, que el pasado marzo aprobó solicitar un trasvase de 3 hectómetros cúbicos, ya autorizados por el Ministerio y que ahora podría demorarse gracias a las lluvias.

Aunque todavía no está decidido, fuentes del Consorcio han explicado que el organismo se reunirá en las próximas semanas para decidir si aplaza la llegada de estos aportes externos, que estaba previsto que comenzaran a llegar a través de la conducción Fenollar-Amadorio a partir del 1 de junio, en previsión del inicio de la temporada alta, cuando mayor demanda de agua se registra en la comarca al dispararse la población turística. "Habrá que evaluar si renunciamos a ese agua, que tiene un precio más caro, si la mantenemos a dos años vista, si se mantiene sólo una parte o qué hacemos", ha manifestado este miércoles el ingeniero director de este organismo, Jaime Berenguer, quien ha añadido que lo que sí es casi seguro que se mantendrá son los 0,5 hectómetros que se habían solicitado para probar el estado de la conducción y asegurarse de que no hay roturas o fugas que pudieran generar problemas como ya ocurrió años atrás.

Tregua tras dos años "preocupantes"

Tras dos años de situación preocupante, en los que se ha tirado de las reservas subterráneas, con los pozos funcionando prácticamente de manera ininterrumpida desde la primavera de 2017, las lluvias caídas entre el 19 y el 22 de abril han dejado hasta 267 litros por metro cuadrado en Tárbena, 2012 en Beniardá, 181 en el Algar o 179 en Guadalest. En el lado opuesto, la zona más seca de la comarca, como es el Amadorio y Sella se han recogido 120 y 119 litros respectivamente, una cantidad, no obstante, infinitamente mayor a la que se había almacenado durante todo el año: sólo 5,70 litros entre enero y marzo de 2019, frente a los 58 que se habían llegado a registrar en Tárbena.

Con este volumen de aguas, el Consorcio calcula que los acuíferos se habrían recargado prácticamente por completo, con una estimación de 8 hectómetros cúbicos almacenados a fecha de hoy en los acuíferos del Algar, Beniardá y la Font de l'Arc, en Sella. Mientras, los embalses de Guadalest y el Amadorio también habrían incrementado el volumen de agua embalsado en algo más de un hectómetro cúbico en cada uno de ellos, alcanzando a fecha de hoy los 6 y 4,5 hectómetros cúbicos respectivamente, lo que supone estar casi al 47 y 30% de su capacidad, respectivamente. Y el agua no ha parado todavía de entrar.

Doble efecto

El ingeniero director del Consorcio ha manifestado que, además de la importancia para recargar las reservas propias, la lluvia caída días atrás ha tenido un doble efecto al estar a las puertas del mes de mayo, cuando los cultivos utilizan mucha agua para el riego, que tampoco necesitarán.

Por tanto, el balance no puede ser "más que beneficioso, porque además ha caído de forma muy intensa y moderada, por lo que casi no ha habido escorrentías y se ha podido aprovechar prácticamente todo el caudal", explica Berenguer, quien también ha recordado que el sistema hídrico de la Marina Baixa es "artificial pero modélico en su funcionamiento".

Caudales ecológicos y más infraestructuras

Desde el organismo comarcal, no obstante, han alertado de que la Marina Baixa todavía tiene por delante retos y cuestiones que solucionar para mejorar sus infraestructuras y mejorar todavía más el aprovechamiento y gestión del agua. En este sentido, el técnico del Consorcio ha recordado que la principal preocupación sigue siendo poner fin a la obligación por parte de la Confederación Hidrográfica del Júsca (CHJ) de mantener en los ríos Algar y Amadorio unos caudales ecológicos que no existen de manera natural, lo que obliga a desviar a sus cauces agua apta para beber, con el consiguiente desperdicio que ello supone.

Asimismo, los municipios y entidades que componen el Consorcio también llevan años reivindicando mejoras en los sistemas de almacenamiento, con la creación de una balsa de 2 hectómetros cúbicos en La Vila o la ampliación vaso del embalse del Amadorio para incrementar en 0,5 Hm3 su capacidad; o mejoras en el uso del agua regenerada, principalmente en los terciarios de La Vila y Altea para dotarlos de un sistema de ultrafiltración similar al de la EDAR de Benidorm que permita reaprovechar el cien por cien de los caudales depurados.

"Llevamos ocho años en los que prácticamente no ha habido inversión en infraestructuras por parte del Ministerio ni de la Conselleria y, por mucho que nosotros trabajemos en la comarca en estudiar medidas contra la sequía, hacen falta obras para que esas medidas sean realmente efectivas", mantiene Jaime Berenguer.

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