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La Vila Joiosa

Una «centellada» de 7 generaciones

Más de 100 de personas de la conocida familia Lloret-Llinares se reúnen por primera vez para conocer a sus antepasados

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Una "centellada" de 7 generaciones en La Vila Joiosa

Vicente Pérez Zaragoza era un hombre de negocios de La Vila Joiosa que casó a sus dos hijas, Apolonia y Vicenta, con Miguel Lloret y Felipe Llinares. Los dos cuñados se asociaron con su suegro y crearon en 1870 una empresa que llevaba como nombre sus dos apellidos. Su negocio consistía en llevar el pescado de la capital de la Marina Baixa a Alcoy por el conocido como «camí del peix» y tan rápido hacían su trabajo que se les empezó a conocer como «Los Centella». Ese nombre ha perdurado en el tiempo y actualmente existen más de 250 «centellas» en el mundo. Una parte de ellos, unos 120 llegados desde varios puntos de España y el extranjero, se reunieron ayer en el municipio vilero para conocer su árbol genealógico y recordar algunas costumbres de sus antepasados en una «centellada» que juntó a siete generaciones.

Entre ellos aún quedan los que conservan esos apellidos Lloret-Llinares. Otros, los descendientes de las mujeres, lo han perdido en el camino pero siguen teniendo en los genes los de los primeros. Ayer, algunos conocieron detalles concretos de quiénes fueron los impulsores del negocio y hasta dónde llegó esa empresa en la que figura entre sus productos las conocidas latas de conserva «El Ancla».

Este sábado arrancaron con visitas a Vilamuseu y con la degustación del tradicional «nardo» vilero en el chalé Centella de la calle Colón. Una vivienda que en la actualidad ocupa la Oficina de Turismo del municipio pero que guarda en sus paredes la historia de uno de esos «centella»: Vicente Lloret Pérez (1879-1950).

Él fue quien mandó construir esa vivienda, como recuerda su nieto José Lloret a este diario junto a otros de sus familiares que organizan esta reunión: José Felipe Ferrer, Juan Lloret y José Miguel Lloret Lloret.

«Mi abuelo quería trasladarse a La Vila desde la Gomera donde vivía», explicó. Así que mandó construir ese chalé en 1927 para establecer su residencia habitual junto a su mujer. El inmueble es obra de Juan Vidal Ramos, uno de los arquitectos alicantinos más reconocidos autor también de edificios alicantinos como el Palacio de la Diputación (1926). Sin embargo, su esposa no pudo disfrutarlo porque murió antes de que estuviera terminado. Su nieto recuerda aún sus días en esa casa en la que vivió posteriormente con sus padres «hasta que me casé». También queda otra de las casas de los «centella» en la calle Colón, como recuerda otro de los miembros de la familia.

Desembarco en la Gomera

La actividad de la empresa de Lloret-Llinares se extendió más allá de La Vila. En 1905, «siendo unos visionarios», desembarcan en Canarias, en la isla de la Gomera. En concreto, en «La Rajita» donde montan una fábrica para «aprovechar las aguas y la pesca local de sardinas». Sus ramificaciones llegarían hasta el Sáhara y Mauritania. «Siempre nos hemos dedicado al pescado o al mar», afirman los miembros de la familia. Así tendrían conserveras y navieras y en 1898 una almadraba en Tabarca que funcionó hasta 1962. Entre sus dos veleros «El Centella» (1918) y «la goleta Jonense» (1919) que fueron fabricados en los astilleros de La Vila Joiosa para llevar y traer salazón.

Todas estas anécdotas y momentos claves fueron expuestos en la comida posterior donde algunos representantes de la familia «fundadora» dieron a conocer a aquellos primeros «centellas» del siglo XIX a los que pusieron cara con fotografías antiguas.

Siete generaciones se juntaron ayer, desde el más pequeño de apenas dos meses de vida hasta la más longeva con 96. «Una comida de 20 personas en septiembre fue el germen de esta reunión», apuntaron los organizadores. De ahí, por medio del «boca-oreja» y la ayuda de las redes sociales lograron juntar a más de 120 personas para recordar a los primeros «centella» y su legado. Y parece que no será el último reencuentro.

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