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El renacer de los productos artesanales atrae nuevos vecinos a Sella

Cuatro jóvenes abren un obrador de almendra para contribuir a la economía local y a la repoblación de este municipio de la Marina Baixa

El renacer de los productos artesanales atrae nuevos vecinos a Sella

Dejar la ciudad y vivir en un pequeño municipio. Esto es lo que hizo un grupo de jóvenes de Alicante que se plantearon en un momento de su vida que la intensidad y ritmo de las grandes poblaciones no iba con ellos. Todos se dedicaban a las profesiones para las que habían estudiado pero había algo que no acababa de convencerles, así que rompieron con todo y decidieron explorar el interior de la Marina Baixa buscando un lugar donde ubicarse y empezar una nueva vida. Ese sitio fue Sella y en él pretenden quedarse a vivir, eso sí, aportando al pueblo todo lo que puedan.

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Cuatro jóvenes abren un nuevo obrador en Sella

Esta es la historia de José Manuel (conocido como Maza), Melania, Martín y Eira. Dos parejas de jóvenes entre 30 y 45 años que dieron un giro a su vida hace apenas dos años y que, por ahora, no les está dando mal resultado. Entre los cuatro han montado en este pequeño municipio un obrador en el que crean productos hechos con almendra con sus propias manos que luego venden. El producto es totalmente artesanal y con ingredientes locales que consiguen en la zona, desde ese fruto hasta el romero o tomillo para las elaboraciones.

«Llegamos en enero de 2017 con otra pareja con la intención de vivir de otra manera», explica a este diario José Manuel, conocido como Maza. Él y su pareja Melania decidieron que la ciudad no era para ellos y con un movimiento «más visceral que pensado» se lanzaron a buscar un pueblo donde vivir, junto a otra pareja con la que compartieron casa hasta hace unos meses.

«Nos enteramos que el Ayuntamiento alquilaba las antiguas casas de los maestros» y allí vivieron. Ahora, ellos dos ya han alquilado otra casa en el pueblo y han separado los caminos con los otros dos jóvenes de Alicante. Sin embargo, la recogida de vendimia en Francia los unió a Martín y después conocieron a Eira, y con ellos pensaron en poner en marcha un proyecto en Sella que les permitiera a largo plazo tener una oportunidad unida al medio rural.

Esa idea estaba relacionada con la almendra así que se pusieron manos a la obra para «ver como podíamos sacarlo adelante» para lo que crearon una asociación denominada ARCA (Asociación por la Recuperación y Conservación Agrícola) a la que suelen poner de apellido la palabra Sella o Marina Baixa. «Es una forma de devolverle al sitio donde estamos lo que nos ha dado y de darlo a conocer». Y bajo ese nombre se reconocen sus productos.

Estos los elaboran en el obrador ubicado en un local municipal que el Ayuntamiento les alquiló después de presentar el proyecto para montar este tipo de negocio. En este espacio estaba ubicada hace unos años la pescadería municipal, un servicio que el Consistorio sacaba a concurso para dar también oportunidad a aquellos que quisieran tener un negocio. Ahora en ese lugar huele a almendra, a tomillo y a romero.

Del campo al obrador

La iniciativa comenzó con ellos cogiendo la propia almendra en el campo. «Colaboramos con una persona del pueblo que a cambio de ayudarle en la cosecha nos cedió parte del producto», explica José Manuel. Ahora la compran en la comarca o a otros lugares de la provincia y alegan que la aparición de la Xylella en los pueblos cercanos les preocupa, aunque no ha llegado a Sella: «El miedo está ahí. Si nos llegara, quizá tendríamos que reinventarnos».

Pero no querían elaborarla como ya se conoce así que plantearon crear una crema de este fruto que se ha convertido en el producto estrella para poner en el pan, hacer guisos o para repostería. Además hacen almendra tostada con esas hierbas de la montaña de la zona o al natural. «Las chicas se han animado también y han lanzado vinagretas», explica. Para ello, usan de base esa crema de almendra y otros productos de la zona como el aceite. A todo ello se une la creación de sales naturales.

Pero la intención final es ir más allá y que ese obrador sea un espacio más grande y se convierta en «compartido»; es decir, que haya otros interesados que puedan usarlo. Para ello, el Ayuntamiento concursa a las ayudas Leader de la Unión Europea, mediante el GAL Rural-Montaña de Alicante.

La venta de productos se centra ahora en mercados ecológicos como EcoAltea con los que ya han conseguido mantener el negocio aunque aún no les da para vivir. De hecho José Manuel tiene otra ocupación en el Ayuntamiento mientras tanto.

Ellos abandonaron sus vidas cotidianas y sus trabajos hace dos años para cambiar de vida. José Manuel era informático en la universidad; Melania profesora de lenguaje de signos en Elche (empleo que compaginó al principio viviendo en Sella); Martín, que llegó desde Francia, es geógrafo; y Eira es licenciada en Historia. Jóvenes preparados que decidieron hacer del medio rural su modo de vida.

«No estábamos a gusto donde estábamos», apuntan. José Manuel añade que «estaba muy sensibilizado con los problemas actuales y no me sentía parte de la solución sino del problema». Así que se movieron.

Su idea de trasladarse a un pequeño pueblo y montar un pequeño negocio va mucho más allá. Forma parte de una «corriente de gente que busca relacionarse con la naturaleza y que ve la vida de otra manera», afirma José Manuel. Pero también de aquellos que quieren contribuir a la repoblación de aquellas localidades que ese están quedando sin gente joven por la falta de oportunidades y el desconocimiento del campo.

«Queríamos aportar algo al pueblo que generara actividad», afirman. Porque su idea es quedarse en Sella donde puedan tener una familia y unos niños que «puedan jugar por las calles y conocer cómo se trabaja en el campo de primera mano y de dónde nacen las cosas». Pero además porque esto también favorece a mantener servicios como la escuela o los ambulatorios. «Sella aún no está en un punto de no retorno porque es cierto que tiene cerca Benidorm», alegan en cuanto a la despoblación.

Por ahora su producto se vende en pequeñas cantidades en mercados pequeños o negocios como el de Puerta del Pirineo, ubicado en el mercado de Alicante. La intención es ir un paso más allá y «crear una tienda online además de perfiles en redes sociales». Y es que afirman que aunque su filosofía es otra, «no puedes apartarte de este mundo y comos conscientes de que hay que acercar lo que hacemos al consumidor». Todo ello sin perder la calidad de un producto sostenible que aporta valor al medio rural y al propio municipio.

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