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El infierno de aparcar en Benidorm

La supresión de plazas por peatonalización y obras en vías como Mediterráneo, Ametlla del Mar o Tomás Ortuño convierte el estacionamiento en una odisea. Muchos de los parkings disuasorios creados por el Ayuntamiento siguen sin ser una alternativa

Obras en una calle de Benidorm. David Revenga

Un viaje a ninguna parte. Ese es el camino que diariamente recorren con su coche en busca de una plaza para aparcar decenas de ciudadanos de Benidorm o de otros municipios de la Marina Baixa que acuden a la ciudad turística para trabajar o para hacer gestiones. La falta de estacionamiento, un asunto casi endémico en la localidad, ha dejado de ser un problema exclusivo del centro para extenderse a otros barrios, principalmente, como consecuencia de las obras de remodelación y reforma que se están llevando a cabo en muchos viales.

Estos proyectos, tan reivindicados como necesarios, han traído aparejados no sólo las molestias típicas de cualquier intervención en la trama urbana sino, además, la supresión de decenas de plazas de aparcamiento. Es el caso de zonas como las avenidas del Mediterráneo, Ametlla del Mar o Europa. Pero también de viales como Pérez Llorca, Valencia o Tomás Ortuño, éste último inmerso en la tercera fase de un plan de peatonalización que culminará eliminando por completo no sólo el tráfico sino también alrededor de un centenar de espacios que antes había para aparcar en este céntrico enclave.

Benidorm tiene 10.464 plazas de aparcamiento y 30.892 vehículos censados. Es decir, 1 por cada 3 coches, sin contar los de turistas o visitantes

¿Cuáles son las cifras en las que se mueve Benidorm? La ciudad cuenta con un total de 30.892 turismos censados, según la última estadística oficial de matriculación, del año 2017, una cifra que en la práctica se dispara por la población flotante, el turismo y los vehículos de trabajadores no residentes en la localidad. Frente a este dato, el municipio dispone de 8.664 plazas de estacionamiento libre en superficie, además de otras 1.800 reguladas por la ORA. En total, 10.464, lo que arroja un resultado de una plaza por cada tres vehículos censados y explica ya de primeras los motivos por los que es tan difícil estacionar.

Y a esto hay que sumar las plazas que se contabilizaban en esa estadística pero que ahora han desaparecido, temporal o definitivamente, debido a las obras. Desde el Ayuntamiento no se cansan de repetir que todas estas obras no son otra cosa que mejoras para la ciudad y, en definitiva, para el conjunto de los ciudadanos. Así lo ha recordado el concejal de Movilidad y Obras, José Ramón González de Zárate, cada vez que ha presentado o anunciado un nuevo proyecto. Sin embargo, muchos vecinos consideran una «odisea» tener que enfrentarse cada día a la empresa de aparcar. Es el caso de Lorena, una joven de Altea que trabaja en Benidorm y que está planteándose alquilar una plaza privada para no tener que pasar a diario por el calvario de encontrar aparcamiento. «A veces me tiro quince y veinte minutos dando vueltas hasta que ves un hueco libre. Y siempre en zona azul, porque encontrar en zona blanca es como que se te aparezca la Virgen», mantiene. Otros usuarios coinciden con ella. Y, además, reconocen estar «todo el día pendiente de renovarlo y que no se te pase la hora», señala Félix, que vive en el Rincón de Loix, mientras saca su tiquet en Emilio Ortuño.

Un gasto de 80 euros al mes

Estacionar en la zona azul puede suponer para los usuarios un gasto que ronda los 20 euros a la semana. Al menos, para quienes tienen horario partido de oficina y no les queda otra que recurrir al estacionamiento regulado. Porque, a pesar de que la finalidad de este tipo de aparcamientos era favorecer la rotación de vehículos, en la mayoría de estos casos sólo sirve para recaudar.

Para aliviar el problema el Ayuntamiento no ha parado en los últimos años de acondicionar solares como estacionamientos disuasorios o mejorar los ya existentes. En total, 30 espacios con, ni más ni menos , 4.752 plazas diseminadas por todos los barrios, desde La Cala al Rincón, a excepción del centro, donde aparcar es gratuito. Sin embargo, aunque muchos sí son utilizados a diario -el ubicado junto a la estación del Tram, el del Recinto Ferial o el de Mercasa-, otros siguen sin ser utilizados por los conductores como alternativa. Entre los motivos, algunos reconocen la falta de costumbre, pero el principal es la escasez de conexiones en transporte público con el centro urbano.

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