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Marina Baixa

El vandalismo lapida miles de euros al año

La quema de contenedores, la rotura de baños, los grafitis o el destrozo de parques obliga a los municipios a destinar dinero «extra» al arreglo de desperfectos

El coste del vandalismo es de miles de euros en algunos casos. ?En Benidorm o La Vila, los grafitis en zonas no permitidas son algunos de los elementos que tienen un coste de limpieza. En el municipio vilero, la quema de un contenedor afectó a un instituto o las escaleras del Censal sufren roturas o paradas continuamente. David revenga

Una gamberrada que hace reír a un grupo de amigos en un parque, pegar una patada en un baño público o un balón que se cuela a la fuerza en el mecanismo de una rampa mecánica. Estos actos vandálicos que se suceden durante el año en los municipios de la comarca de la Marina Baixa. Pero algunos de ellos tienen más consecuencias, como daños materiales que suponen grandes costes cuando se quema un contenedor cerca de un edificio o un vehículo.

El vandalismo «lapida» al año miles de euros de los ayuntamientos, bien en arreglos costosos para los que hay que contratar incluso empresas especializadas; o bien en tiempo de los servicios técnicos municipales así como en material para arreglar desperfectos. Por todo ello, los municipios cada vez intentan vigilar a aquellos que no respetan lo ajeno y que así puedan pagar los gastos que supone; o toman medidas para que los elementos urbanos sean de materiales resistentes ante la fuerza de unos pocos.

En Benidorm, los actos vandálicos se concentran sobre todo en los parques y jardines. En ellos, sólo en un verano, el Ayuntamiento ha tenido que invertir más de 7.000 euros para devolver el verde a estas zonas. Según explicaron fuentes municipales, cada árbol pequeño que se destroza cuesta de reponer unos 150 euros (contando materiales y trabajo). A estos elementos hay que añadir flores o césped que sufren no sólo las inclemencias del tiempo sino la necesidad de unos pocos de arrancarlos. Entre los más afectados, el nuevo parque de Foietes.

Los meses estivales son los más complicados en Benidorm en cuanto a actos vandálicos. Aunque las mismas fuentes explicaron que en los últimos años estas prácticas «han bajado mucho» en la capital turística ya que antes «sí se rompían más bancos u otros elementos, sobre todo en la zona del Rincón de Loix». Un barrio donde se concentran la mayoría de hoteles y locales donde los ingleses pasan sus vacaciones.

Aún así, hay algunas roturas que se repiten como destrozar los cristales de los mupis (elementos del mobiliario urbano con publicidad) o de las paradas de autobús. El Ayuntamiento no contabiliza esto como gasto porque de estas roturas se hacen cargo los seguros pero sí que supone un coste en tiempo y material. Además, las papeleras son otro de los elementos para los amantes de romper lo ajeno. «Muchas de ellas aparecen rotas, algunas porque también el paso del tiempo las ha estropeado y cualquier golpe las rompe». A todo ello se suma los grafitis que aparecen de repente en algunas zonas y paredes de la ciudad que obliga a una limpieza «extra» y una mano de pintura.

Otro de los puntos más «golpeado» son los baños públicos como los de la parte central del parque de l'Aigüera. Allí se han tenido que colocar elementos de metal que son más resistentes y las puertas de madera son las que más sufren a los vándalos.

Diana en los baños públicos

Los baños públicos son una de las dianas de aquellos que no respetan lo ajeno. Como ocurre en la capital turística, en Finestrat los problemas se concentran sobre todo en estas instalaciones. El Ayuntamiento ha tenido que clausurar en varias ocasiones los aseos públicos del parque de la Font de Carré por los destrozos ocasionados, según afirmaron fuentes municipales. Además, los últimos en ser cerrados han sido los del parking público por la misma razón ya que aparecieron un día «destrozados».

En La Vila Joiosa, el vandalismo hace que el Consistorio gaste una media de algo más de 100.000 euros en arreglar destrozos cada año, según fuentes municipales. En ese importe se recoge también el robo de cobre que se produce en el municipio.

Hace unos años, el Ayuntamiento decidió tomar medidas concretas, según explicaron las mismas fuentes. Entre ellas, colocar carteles informativos para concienciar a la sociedad de la importancia de cuidar y respetar los espacios públicos. También se ha incrementado la vigilancia en algunas puntos «calientes» en los que también se han colocado cámaras. Es el caso del parque del Censal donde las rampas mecánicas sufren cada poco tiempo alguno de estos actos. El pasado año, por ejemplo, en verano, un balón de fútbol se incrustó en el mecanismo de una de ellas dejándola inservible. Cada dos o tres semanas hay que hacer alguna reparación a estas escaleras y el botón de «stop» es presionado cada dos por tres. Cada reparación «grave» ronda los 1.500 euros de coste.

En el municipio vilero también tienen problemas con la quema de contenedores. Así, hace apenas un mes, el incendio de uno de ellos acabó afectando al IES La Malladeta al propagarse el fuego. Las consecuencias fueron que el centro permaneciera cerrado dos días y un coste de más de 200 euros en para arreglar los desperfectos por parte de las arcas municipales. Además, en la capital de la Marina Baixa también sufren los desperfectos en los parques o los grafitis en cualquier rincón que decidan aquellos que pintan con «spray» como en algunas de las bajadas que existen a la playa.

El vandalismo se extiende también en el resto de localidades donde las cámaras de vigilancia permiten en algunas ocasiones localizar a aquellos que estropean lo que encuentran a su paso. Así, los ayuntamientos siempre piden la colaboración ciudadana para intentar que el civismo llegue a cada rincón de las ciudades.

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