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Benidorm

Más bonita pero no más rentable

La transformación de la calle Tomás Ortuño, una de las principales arterias comerciales de Benidorm, no aumenta las ventas

La calle atrae a más clientes ahora que es peatonal pero no se traduce en un aumento de las ventas. david revenga

La puesta en escena es mejor pero las ventas son las mismas. La transformación de una de las principales arterias comerciales de Benidorm, la calle Tomás Ortuño, no se ha reflejado en las cuentas de la treintena de negocios que mantienen la persiana abierta en este emblemático vial de la capital de la Costa Blanca. Todos coinciden en que, ahora, la calle está más bonita aunque la rentabilidad no ha cambiado.

Hay que tener en cuenta que fue hace dos años cuando el actual gobierno de la ciudad turística -PP y CBM- inició una potente actuación para transformar la calle y reservarla únicamente al paso de peatones. La apuesta para lograr potenciar el atractivo comercial de esta calle fue tan fuerte que, de hecho, se vetó la instalación de veladores en la misma. Así las cosas, entre 2016 y 2017, el Ayuntamiento de Benidorm destinó un millón de euros para las obras de peatonalización, que fueron ejecutadas entre las temporadas bajas de los últimos años.

Tendencia generalizada

Ahora, los comercios hacen balance y coinciden en que aunque ahora la calle está más bonita y cuenta con mucho más paso para los clientes, las ventas siguen a la baja unido a la tendencia generalizada que ha vivido el comercio de la ciudad turística, como vienen denunciando desde el colectivo de comerciantes Aico. De hecho, el pasado verano fue malo en toda la capital de la Costa Blanca y la recaudación también cayó en Tomás Ortuño pese a ser el primer verano que estrenaban la calle peatonalizada prácticamente al completo.

Mayte Sánchez es responsable de una tienda de marroquinería que lleva años con la persiana levantada en este vial. «La gente al final se gasta lo mismo porque el bolsillo es el bolsillo. Poco a poco vamos notando que hay más actividad pero lo cierto es que las ventas son las mismas», explica esta mujer mientras echa el cierre de la jornada.

La cosa cambia unos metros más abajo. Yolanda Pérez abrió su tienda de ropa en Tomás Ortuño hace un año y medio, justo después de la peatonalización. Fue de la media decena de tiendas que han abierto sus puertas atraídas por la transformación de esta calle y, en su caso, ha registrado un descenso de ventas durante el segundo verano de actividad. «Abrimos en mayo de 2017 animados por la peatonalización. Pensamos "va a pasar mucha gente y las ventas serán buenas" y, al principio, sí lo fue pero, más adelante, este verano, la caja ha caído a la mitad», lamentó Yolanda.

El presidente de Aico, Raúl Parra, tiene claro que quedan muchas tareas pendientes entre los propios comerciante y lanza un claro aviso a navegantes: «Si nos queremos mantener debemos ofrecer un claro valor añadido». El representante del comercio local detalla que las tiendas deben transformarse. «De nada sirve que mejore la escena urbana si los negocios siguen ofreciendo la misma imagen y, además, debemos ofrecer algo diferente a Internet», explica Parra.

¿Problemas de aparcamiento?

Por otra parte, el presidente de Aico abrió el melón de los problemas de aparcamiento derivados de la peatonalización. «Si no ofrecemos más plazas para estacionar los coches al final los consumidores no vienen. El Ayuntamiento debe ofrecer más posibilidades y que sean rentable», especificó a la vez que adelantó que su intención es trabajar en ideas concretas para desarrollar estas iniciativas.

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