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Finestrat

Inundaciones con los días contados

Las obras del barranco de La Cala avanzan con la instalación de marcos de 12 toneladas para canalizar el agua de lluvia

La maquinaria, ayer en la Cala de Finestrat descargando los marcos de hormigón. david revenga

Un barranco que desemboca en el mar, que históricamente ha provocado problemas de inundaciones y que en ocho años se ha llevado por delante la vida de tres personas. Esta rambla de agua está situada en la Cala de Finestrat y, en los últimos tres meses, se encuentra en transformación con la canalización del mismo para minimizar cualquier riesgo. Una obra «vital» además de «faraónica» que conlleva el uso de materiales y maquinaria pesada.

Las obras de la III fase de canalización del barranco de la Cala arrancaron en octubre pero, desde que empezó el año, se encuentran inmersas en una de las partes más complicadas: la instalación de los marcos de hormigón de 12 toneladas que formarán, uno detrás de otro, un canal por donde transcurra el agua y, así, deje de hacerlo por la superficie.

Ayer, una grúa de 80 toneladas era la encargada de traspasar esos pesados elementos de los camiones al suelo del barranco previamente hormigonado. La maniobra de apenas unos minutos tiene que ser de una precisión extrema al tener que colocarse cada marco pegado al anterior y sin que haya nada que lo desnivele, según explicó uno de los técnicos responsables de la obra. Esta operación llamaba ayer la atención de los vecinos y turistas que pasaban por la zona e incluso algunos se asomaban a los balcones para verlo.

Las obras marchan a buen ritmo a pesar de las inclemencias meteorológicas. Este lunes mismo, los camiones tuvieron que esperar casi toda la mañana para descargar esos marcos debido a las lluvias del domingo por la noche que llenaron de agua la zona y hubo que drenarla antes de colocar los elementos. A pesar de todo, según explicó el alcalde Juan Francisco Pérez, los plazos se están cumpliendo y los trabajos, o al menos la parte más importante, estarán terminados para Semana Santa. «Puede que quede algún remate o colocar algún elemento pero la movilidad ya será plena».

No solo es importante la obra en la parte alta de la avenida Marina Baixa. A 250 metros, en primera línea, también se ha abierto un gran agujero en la calzada. Allí, según los técnicos, habrá un «arquetón» subterráneo que servirá como depósito para almacenar el agua que llegué por la canalización y que llegará allí con menos fuerza. Una vez que se llene, la que rebose se deslizará como una «lámina de agua» hacia la arena por el lateral y la parte frontal. La que quede en el interior será propulsada por dos bombas para que vaya al sistema de alcantarillado y no al mar como sucede ahora. «Con este sistema no se arrastrará tanta arena», indicó el primer edil.

Molestias

Pero para llegar a ese momento y que la obra sea una realidad se han tenido que realizar trabajos previos además de cortar el paso a la primera línea de playa desde hace tres meses lo que ha hecho que los negocios de la zona se encuentren con la actuación y las vallas a escasos metros de la puerta. Algunos de los comerciantes se resignan y se arman de paciencia porque «era una obra muy necesaria». Otros opinan que los plazos han sido demasiado largos y que sus establecimientos están sufriendo las consecuencias porque los clientes «no quieren sentarse en las terrazas» o ya «no paran a comprar». Sin embargo, la conclusión final es la misma: si funciona como está previsto, dejarán de ver sus negocios con un metro de agua cada vez que llueve intensamente en la zona.

Las obras de canalización del barranco de la Cala cuentan con un presupuesto de más de 1,8 millones de euros ejecutados en tres fases de manos del Ayuntamiento junto a la concesionaria del servicio de agua y saneamiento que es la que sufraga esta obra con los fondos anuales de renovación.

El alcalde indicó que «hemos hecho algo atrevido que nadie quería hacer». De hecho se mostró muy crítico con el Consell y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ya que «no han querido colaborar económicamente» para acabar con este problema histórico. «No es un problema de Finestrat solo ya que recibimos agua de Benidorm y La Vila y por eso pedíamos un poco de implicación. Nos hemos sentido muy solos» e incluso alegó que «nos han puesto alguna pega» durante el proceso burocrático.

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