Trasladarse hasta mediados del siglo XII observando un candil árabe, sumergirse en las páginas de un libro acuñado en 1592 o deleitarse con mobiliario de la época isabelina. Estos son sólo algunos de los tesoros que forman parte de la exposición que durante estas jornadas y, hasta finales del mes de enero, puede visitarse en el céntrico museo Boca del Calvari de Benidorm Una muestra que viaja por ocho siglos y que no habría sido posible sin Cristina Boissiè, una coleccionista de arte y antigüedades que ha decidido donar parte de su legado a la ciudad turística con el fin de que se conserve y se dé a conocer.
Por ello, el departamento municipal de Patrimonio Histórico, que dirige la edil popular Ana Pellicer, no ha querido perder la oportunidad de organizar ya una exposición para mostrar una primera selección del ingente patrimonio legado a la ciudad por Cristina Boissiè. De hecho, la muestra se compone de alrededor de un millar de objetos, aunque ni los propios técnicos han sido capaces de calcular una cifra exacta. Así las cosas, un total de 14 vitrinas dividen por temáticas una primera parte de esta importante colección auspiciada por una decoradora nacida en Francia procedente de una familia de artistas y casada con un pintor sevillano que, por aquello de los azares de la vida, terminó residiendo en Altea.
Origen de la muestra
Cristina Boissiè recaló hace décadas en la provincia, en Elda, para participar en el montaje de la feria del calzado ya que la decoración era su fuerte. Y, finalmente, acabó en Altea donde abrió una tienda de antigüedades donde ha ido almacenando cientos de objetos valiosos que ahora pasarán a ser parte del patrimonio público de Benidorm junto a los muebles heredados de su familia, muchos de ellos de la etapa isabelina, y las obras de arte de su marido, el pintor sevillano Francisco Díaz.
Entre las joyas de la muestra se encuentra una enorme casa de muñecas de la colección personal de Cristina Boissiè, a la que no le falta detalle. Hasta los lomos de los libros en miniatura que se muestran en la estancias tienen su título. Una virguería que no deja a nadie indiferente. Al igual que algunos de los objetos en desuso que también recoge la exposición, como una pequeña muestra de escupideras que antaño albergaban los bares para que los clientes no ensuciaran el suelo con sus gargajos o una lupa de luz, un pequeño instrumento de cristal que se llenaba de agua delante de una vela con el fin de iluminar toda una habitación.
Estos son sólo algunos de los objetos que están expuestos en las vitrinas del museo Boca del Calvari y que entre otras cosas aglutinan cerámicas y azulejos, utensilios de cocina, vestimentas centenarias, piezas decorativas, muebles propios del ejercicio profesional de la medicina o la joyería, instrumentos musicales, objetos vinculados al aseo y cuidado personal, herramientas de carpintería o trabajo agrícola y algunos de los ejemplares más antiguos de la biblioteca legada. La exposición podrá visitarse hasta el 20 de enero de martes a domingo de 10.30 a 13.30 y de 17.00 a 20.00 horas.
