Fueron elegidas hace casi un año para ser las máximas representantes de las Fiestas Mayores Patronales de Benidorm y, con los días grandes ya en marcha, sus jornadas se vuelven maratonianas. Ser Reina no es fácil y supone un esfuerzo que Fátima Carrobles y Anna Calbo hacen cada día y que tiene una gran recompensa.

Sus días en fiestas arrancan a las 7.00 horas cuando se levantan de la cama para prepararse. Lo primero es peinarse. En el caso de Fátima, este paso es tarea de una persona muy especial para ella: su abuela materna. Ella es la encargada de hacer la conocida como «castaña», una especie de topo bajo característico. «Para su abuela es muy emocionante y participar de ello muy importante», explicó Yolanda Espinosa, la madre de la Reina Mayor.

Lo siguiente, las calzas blancas y las enaguas para seguir con los zapatos que llevan las dos Reinas, negros, con una hebilla y un poco de tacón. El corpiño y la falda son los siguientes. Cada día ésta última es de un color. El sábado, a rallas azul y dorada. El domingo del azul de la Virgen del Sufragio; ayer lunes, el rojo del patrón San Jaime; hoy irán de rosa y plata; y mañana, en un tono beige, una pieza regalo de su peña. Para rematar, el lazo característico en el pelo que es de raso y tiene una larga caída. Éste se engancha en esa «castaña». Al lado de cada una de ellas, una persona de confianza que las mima y las ayuda en todo. Con Anna, su madre. Con Fátima, su tía materna María Ángeles Espinosa.

Antes de salir de casa, la Reina Infantil tiene un cometido añadido: escribir un diario. Anna Calbo decidió el primer día de fiestas que quería reflejar en una pequeña libreta lo que le pasaba cada día de su reinado. «Llegó el viernes y decidió hacerlo ella sola», explica su madre.

Traca y desayuno

Así que con todo en orden y preparadas para el día, salen de su casa después de que una traca suene en la calle. La corte de honor de cada una las recogen para dirigirse a la carpa de la Comisión de Fiestas para desayunar acompañadas de la música. Allí, se colocan unos delantales para no manchar el traje y cogen fuerza para el resto del día.

Lo siguiente es dirigirse a la Iglesia de San Jaime y Santa Ana en pasacalles, ir a la misa y a la mascletà. Después, en coches oficiales, a la carpa de nuevo a comer para, rápidamente, volver a casa para prepararse para los actos de la tarde como la procesion.

Su día acaba de forma lúdica. En el caso de Anna , al terminar los actos cena y se va a casa. En el caso de Fátima, se coloca su polar y blusón y, con una bandeta, recorre las peñas y disfruta de sus amigas. «Duerme una media de 3 horas al día, pero no le importa porque es sólo una vez», explica su tía. Así son las jornadas de fiestas de las dos Reinas que sólo vivirán una vez en la vida ese cargo. Quizá por eso lo exprimen hasta el último momento.