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En la recámara de la Mare de Déu

Las camareras de la Virgen del Sufragio llevan siete décadas custodiando a la Patrona, una labor incansable que siempre han realizado desde un segundo plano

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En la recámara de la Mare de Déu de Benidorm

Detrás de la Mare de Déu del Sofratge están ellas: las camareras de la Patrona de Benidorm. Son las encargadas de cuidar y preservar la imagen de la Virgen, mantener impoluta su capilla y atender cualquiera de los pormenores ligados a la que también es alcaldesa perpetua de la ciudad turística. Una labor incansable que vienen realizando desde hace siete décadas, desde un discreto segundo plano, pero que, este año, ha sido puesta en valor al ser las elegidas para pregonar las Fiestas Mayores Patronales. Así, la tarea de María y Lola Zaragoza; Dolores Llinares; Pepita y Vicenta Llorca; Mari Paqui Cano y Igna Martínez fueron el centro de todas las miradas la noche del pasado sábado, cuando anunciaron las celebraciones en honor a la Mare de Déu y Sant Jaume, patrones de la ciudad. Un momento de protagonismo tras horas y horas de sigiloso esfuerzo en la recámara de la Virgen.

Las camareras son las primeras en llegar a la Iglesia de San Jaime y Santa Ana y las últimas en irse durante los días grandes de Benidorm. Ellas son, en definitiva, la esencia de la parte más solemne de las celebraciones. Durante los festejos se encargan de vestir a la Mare de Déu, coordinar la organización de los actos religiosos, como la procesión dedicada a la Virgen del Sufragio, o de mantener la capilla despejada tras el aluvión de flores de la Ofrenda para permitir el paso a los miles de devotos que visitan la imagen durante las jornadas festeras benidormenses.

Pero su labor no queda ahí. Todos los viernes del año las siete camareras de la Virgen acuden a la Iglesia para adecentar la capilla. «Siempre hay flores y otras ofrendas para la Patrona», cuenta Mari Paqui, una de las camareras más veteranas. De hecho, así lo demuestra el libro donde los devotos de la Mare de Déu escriben sus peticiones a la Patrona, que se llena cada pocos meses, como relatan las custodias de la Virgen.

No obstante, es durante los días grandes de Benidorm cuando las camareras tienen más trabajo. Por ello, cada viernes víspera de las celebraciones las mujeres acuden a su lugar de reunión para llevar a cabo uno de los rituales más bonitos y simbólicos de cada año, vestir a la Patrona.

El ritual de cada año

«Nosotras lo llamamos la UCI», explica Vicenta Llorca, en referencia a la pequeña sala donde se encargan de adecentar a la figura de la Patrona. Allí, con mimo y mucho esmero, se ocupan de ir vistiendo a la imagen. Primero las enaguas y el corpiño. Después, una túnica que siempre va acompañada de un cinturón y un cuello bordados con los mismos motivos. Por último, el manto. «Éste se lo hizo todo el pueblo por su 275 aniversario», explica Pepita Llorca. Terminan de vestirla y todas la miran entre el orgullo y el agradecimiento.

El relevo

Ahora siete mujeres tienen el privilegio de ser las camareras de la Virgen, pero no siempre ha sido así. «Al principio sólo eran tres mujeres», apunta Vicenta Llorca, que recuerda que fue en 1948 cuando se comenzó con la tradición. «Muchas quieren entrar pero aquí sólo pueden hacerlo las que están realmente comprometidas», explica Dolores Llinares, la más joven y última en entrar a formar parte de la recámara de la Virgen del Sufragio.

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