Todavía no ha cumplido los 15 años y el joven Miguel Bou Bernabeu, natural de La Nucía y nadador del Club Natación Illa de Benidorm, tiene ante sí el que podría ser el sueño de su vida. Un sueño que ha puesto a sus padres como locos a hacer cuentas, pero que se presenta harto difícil si no reciben alguna ayuda de fuera. Después de alzarse por segundo año consecutivo con el campeonato de España de natación en aguas abiertas y con el campeonato autonómico de esta misma modalidad, el joven ha conseguido una plaza para poder disputar el Mundial de larga distancia, que se celebra el próximo 16 de noviembre en Dubai. Pero el lugar donde tendrá lugar la prueba y los elevados costes del viaje pueden echar por tierra todo el esfuerzo y las ilusiones que el Miguel ha ido sembrando, brazada a brazada, a lo largo de este año. Por eso, sus padres buscan ahora patrocinadores que brinden a su hijo la oportunidad de demostrar su valía.

La historia de este apasionado del agua es muy parecida a la de muchas otras promesas de deportes que no salen en la tele ni en las portadas de los diarios. Comenzó a nadar en piscina y en el mar con tan sólo dos años, siguiendo los pasos de Conchi, su madre, que también practica la natación. A los seis, ya hizo sus primeras travesías. Y a los 14 no hay prueba que se le resista, sea de la distancia que sea. No en vano, aunque la distancia que más se repite suele ser la de 5,5 kilómetros, dentro del campeonato de España de este año ha nadado varias travesías de hasta 8,5 kilómetros y competido, incluso, contra nadadores de 19 años, cinco más que él y a quienes ha pulverizado en las marcas.

Una promesa de larga distancia

¿Cuándo se dieron cuenta del potencial de Miguel para el nado? «Desde el primer día que empezó a competir y vimos que lo ganaba todo. Se metía en el agua y no había quién le siguiera el ritmo a pesar de ser todavía muy pequeño y de que el mar muchas veces te puede imponer», explica la madre del que podría ser un digno sucesor del popular David Meca. «Pero él no, no ha tenido nunca miedo ni tampoco reparos por meterse en el agua fría, con medusas...», agrega Conchi, orgullosa de los logros de su chaval. Y no es para menos.

Además de su talento innato para moverse en el mar, lo que ha conseguido Miguel también está ganado a base de esfuerzo. Entrena seis días a la semana, dos horas diarias, haga sol o truene. No se deja vencer por la pereza. «Y eso que muchas veces cuesta, sobre todo en invierno, cuando estás calentito en casa y después de pasarse la tarde haciendo los deberes del instituto le toca salir para ir a entrenar hasta las tantas», relata Conchi.

Sin embargo, como también le ocurre a muchos otros deportistas de su edad, este esfuerzo no ha sido valorado hasta ahora por ninguna institución pública. Porque, pese a competir al más alto nivel, Miguel no recibe ningún tipo de ayuda ni subvención. Tampoco de los dos ayuntamientos que le son más cercanos: el de Benidorm, donde entrena y de donde es su familia paterna; el de La Nucía, donde vive y estudia.

Por eso, a lo largo de este año, sus padres -ella, enfermera; él, mecánico­- han costeado como buenamente han podido todos los desplazamientos e inscripciones tanto para el campeonato de España -donde ha nadado en catorce etapas de lugares tan dispares como Asturias, Barcelona, Málaga, Murcia o Almería- como para el de la Comunidad Valenciana, lo que les ha llevado a hacer un desembolso de varios miles de euros. «Es su sueño y no nos duele porque sabemos que así él es feliz», dicen Conchi y Manuel .

Ambos, no obstante, reconocen que Dubai está a otro nivel. La organización de la prueba ha ofrecido a los participantes con plaza para poder disputar el Mundial, como el caso de Miguel, un viaje que, sólo por ir, nadar y volver el mismo día, exige un desembolso de 900 euros por persona; 1.800 en su caso, al ser menor y tener que ir acompañado de una persona adulta. «Mi marido se moriría de ganas por verlo nadar allí, pero ni por asomo nos planteamos poder ir los tres y mucho menos los cuatro», afirman, en alusión a su otra hija pequeña, Luna, quien también practica este deporte. Por eso, han decidido que, en el caso de poder finalmente desplazarse hasta allí, sería la madre quien viajase con el chaval. Ahora, empiezan su particular travesía para buscar patrocinadores e intentar recaudar lo que cuesta el viaje. Dubai les espera.