Tienen mayoritariamente entre 18 y 22 años, pero unos valores que multiplican con creces su edad. Nueve jóvenes del Grupo Scout Horizontes de Benidorm sin ninguna preparación previa han caminado cerca de 700 kilómetros para aportar su granito de arena y colaborar con la investigación del cáncer de mama. Lo han hecho a base de quemar suela de zapatilla, pero ahora dicen que son «imparables». Porque si pocos creían en lo que han conseguido, advierten de que su objetivo no para aquí. Vendrán más.

Todo comenzó casi como una broma cuando su monitor del Clan Nadir, José Miguel Vega, les animó a entrenar. «A esta edad es complicado hacer actividades todos juntos durante el año porque están todos en la universidad y cada uno estudia en un sitio», explica el «padre» de esta iniciativa. Realizan las reuniones por «skype» y un día les planteó la necesidad de que comenzasen a prepararse con las vistas puestas en el campamento de verano, que realizaron la segunda quincena del pasado mes de julio.

El destino era Morillo de Tou, en pleno Pirineo Aragonés, y entre los objetivos estaba enfrentarse a la ascensión del Monte Perdido, cuyo pico más elevado alcanza los 3.355 metros sobre el nivel del mar. La hazaña exigía buenas dosis de resistencia, de modo que, para incentivarles, Vega Ordóñez les propuso que los kilómetros que Tere, Inés, Claudia, Jorge, Jordi, María, Pablo, Carla y Paula caminasen en solitario se fueran sumando a un contador general para, además, colaborar con una causa social que lo mereciera. Y así nació el reto.

A partir de ahí, la cosa consistía en sumar distancia y en lograr patrocinadores para que, una vez finalizado el campamento, pudiesen transformar los kilómetros totales recorridos en euros. El apoyo lo encontraron en tres empresas locales: Benipan, la Administración de loterías Los Patronos y la Clínica Veterinaria Polop. De modo que, con todo ya dispuesto, comenzaron a andar.

Crearon una página en Facebook -Km ClaNadir- donde cada día, cada semana desde el pasado enero, los scouts han ido colgando imágenes y mostrando a todo el mundo un seguimiento de lo que iban logrando. Elche, València, Barcelona o Edimburgo son, junto a otros enclaves naturales de la Marina Baixa, algunos de los lugares que a lo largo de esos meses sirvieron a estos jóvenes para alcanzar su reto.

Cambio de planes

Entonces llegó el tan esperado campamento. Pese a que el plan inicial era el Monte Perdido, la exigencia de la ruta y la meteorología les obligaron a cambiar de objetivo. Y pusieron su mirada en el pico Posets, el segundo más alto de los Pirineos tras el Aneto y donde, en tres días, seis de los nueve jóvenes y sus monitores, llegaron a subir dos collados de hasta 2.900 metros de desnivel, caminando entre nieve durante muchas partes del recorrido.

Finalmente, entre los kilómetros andados por estos chavales y el apoyo de la Manada Waingunga del Grupo Horizontes, que también donó una parte de sus cuotas a esta causa, han conseguido recaudar casi 700 euros, que ya han sido entregados por el monitor y dos de estos scouts a Anémona, la asociación de mujeres afectadas por el cáncer de mama en la Marina Baixa; una agrupación que preside la también benidormense María Botella y que el pasado año, coincidiendo con su 15 aniversario, aportó 40.000 euros para financiar dos investigaciones a nivel nacional relacionadas con esta enfermedad.

Con el inicio de la nueva ronda solar, los rovers ponen ahora el contador a cero. Y nadie sabe hasta dónde pueden llegar. Adelante.