A las buenas o a las malas. El Consejo Vecinal no está dispuesto a que el nuevo cargo de confianza de Ciudadanos por Benidorm (CBM) -formación política que gobierna en la ciudad turística junto a los populares- Juan Antonio Lizancos, siga formando parte del citado órgano de participación ciudadana. Así, durante la sesión de este ente que tuvo lugar la mañana de ayer en el Ayuntamiento, los representantes terminaron votando una modificación de su reglamento para, de una forma u otra, forzar la salida del asesor de CBM después de que éste se negara a irse por voluntad propia en base a la legalidad.

Como se recordará, Lizancos fue nombrado personal de confianza de CBM al cierre de agosto. La noticia rebotó a todos los integrantes del Consejo Vecinal, con Fernando Montes a la cabeza, como vicepresidente primero del órgano, quien, a la vista de las circunstancias, decidió mandar un escrito para incluir, por la vía de urgencia, un punto en el debate para abordar el «caso Lizancos».

Así, la sesión celebrada ayer giró en torno a este asunto desde su inicio hasta el fin. Pese a que el orden del día ordinario contaba con 10 puntos previos, el Consejo Vecinal solicitó debatir esta cuestión en primer lugar, algo que se denegó ya que al ser un punto de urgencia debe tratarse en el apartado de ruegos y preguntas, esto es, al final de la sesión. En un primer momento los integrantes del ente se mostraron muy agraviados pero, finalmente, aceptaron la espera aunque la tensión fue aumentando en el salón de plenos del Ayuntamiento hasta que, al fin, se abordó el asunto.

El Consejo Vecinal votó a favor de exigir la dimisión a Lizancos, quien, tras guardar silencio durante todo el debate pese a las continuas alusiones, saltó. «Se está forzando la ley que es lo único que cuenta. Respeto sus opiniones éticas pero respeten ustedes las mías», lanzó Lizancos quien reivindicó su labor en el órgano. «Soy un buen consejero que ha hecho bien su trabajo y ahora también soy asesor pero no milito en ningún partido ni lo he hecho nunca», zanjó el protagonista de la sesión de ayer, quien defendió en todo momento que su decisión es «legal». De hecho, incluso solicitó un informe a los técnicos sobre esta cuestión.

Cuestión de ética

El problema para el resto del Consejo Vecinal es la «falta de ética» que implica esta decisión. «Usted ha buscado su beneficio político propio», lanzó Montes contra uno de sus antiguos aliados en la lucha vecinal. Asimismo, los partidos de la oposición respaldaron la postura del órgano de participación ciudadana frente a la clara defensa que desde CBM se hizo de su elección, como cabía esperar.

Y, con ese fundamento, ahora el Consejo Vecinal está dispuesto a ir un paso más allá y modificar su reglamento para obligar a Lizancos a irse para evitar poner en duda su «independencia o credibilidad». No obstante, el ente votó punto por punto el cese de cada uno de los cargos que hasta ahora el nuevo asesor de CBM ostentaba en diferentes comisiones de ámbito local en calidad de representante del Consejo Vecinal. El propio Lizancos también votó a favor de estas salidas. Sin embargo, no está dispuesto a dejar su asiento como consejero raso y fue el único que no votó a favor de iniciar un cambio de reglamento en el organismo vecinal de Benidorm.