En las playas de Benidorm cada vez se ven menos «mojiteros». La presión policial en la capital turística y que un juzgado dictara hace unos meses las primeras condenas contra ellos por desobediencia han hecho que los «cuberos» y sus bandejas de cócteles de mil colores sean cada vez menos. Sin embargo, en su empeño de dedicarse a esta venta ambulante, han buscado negocio en otras playas de la comarca donde este verano han intentado hacer su agosto, casi sin éxito.
La vigilancia policial hace que apenas se haya visualizado a una decena de «mojiteros» en playas como La Vila Joiosa, Finestrat, l'Albir (l'Alfàs del Pi) o Altea. En ellas, sobre todo en agosto, la actividad de los agentes locales ha sido frenética para evitar que estos vendedores ambulantes hicieran llegar su dudosa mercancía a los usuarios.
Así, en el municipio vilero, uno de estos «cuberos» recorrió la arena intentando vender sus productos, pero su empeño acabó pronto. Tras detectar su presencia, fuentes municipales aseguran que «no se ha vuelto a ver a ninguno». Algunas fuentes apuntan además a que la existencia de chiringuitos en los arenales de La Vila también les deja con menos opciones de hacer negocio. Por su parte, en la Cala de Finestrat, este año la presencia de estos jóvenes bandeja en mano ha sorprendido a los bañistas ya que no era una imagen habitual en esta playa. El periodo estival, según las fuentes consultadas por este diario, deja siete intervenciones contra estos vendedores con sus correspondientes denuncias por venta ambulante. La sanción en este municipio oscila entre los 100 y 750 euros y a los dos «mojiteros» a los que se les puso esas siete sanciones se les intervino la mercancía que «fue destruida de inmediato al ser perecedera». Las mismas fuentes indicaron que en los últimos tres años los números de denuncias por venta ambulante en la playa, como de pareos o incluso de masajes, se mantienen en cifras muy bajas.
En cuanto a l'Alfàs del Pi, en la playa de l'Albir no se ha detectado un aumento de estos vendedores de bebida, según fuentes municipales. En Altea, en el mes de agosto, se sancionó a uno de estos «mojiteros» por aparcar el vehículo donde tenía la mercancía en una plaza destinada a vehículos de movilidad reducida. Además se ha denunciado a algún otro «cubero» y hace sólo dos días se detectó la presencia de tres más que eran «reincidentes» ya que ya habían sido denunciados en el municipio vecino, según fuentes policiales.
Peligro para la salud
Con todo, las mismas fuentes alertan del «peligro» que supone consumir este tipo de bebidas cuya elaboración y producto «son de dudosa procedencia». Como ya publicó este diario, un informe del Departamento de la dirección general de la Salud Pública, dependiente de la Conselleria de Sanidad, alertó de que esas bebidas alcohólicas que se venden en la arena «suponen un grave riesgo» para la salud pública y que «no se debe permitir el desarrollo de esa actividad». Pero además, desde los cuerpos policiales se pide que «si se detecta la presencia de uno de estos vendedores, se avise de inmediato».
Pero la presión policial y el trabajo de los agentes acaba casi siempre en saco roto. Y es que, según las fuentes consultadas, estos vendedores son un su mayoría «insolventes» por lo que las sanciones no se harán efectivas nunca. Por ello, Benidorm ya puso en práctica denunciarles ante el juzgado por un delito de desobediencia a la autoridad cuando tienen sobre sus espaldas más de una sanción. Así, hace unos meses llegaron las primeras condenas penales. En l'Alfàs del Pi, según fuentes municipales, también se les ha empezado a denunciar por este delito. Una denuncia con la que puede que se lo piensen dos veces.
