Celestina Rodríguez González, una vecina de Benidorm afincada en la calle Condestable Zaragoza, cumplió ayer un siglo de vida en la capital turística rodeada de sus seres queridos. Y, como no podíaser de otra forma, su familia se reunió para celebrarlo por todo lo alto. Hijos, nietos y algún bisnieto se reunió ayer en torno a la mesa de un conocido restaurante de la ciudad de los rascacielos para cantarle a Celestina el cumpleaños feliz.

La protagonista de esta historia nació en 1918 en El Entrego, un pequeño municipio asturiano. Siendo joven le detectaron asma, por lo que la familia se mudó hasta Valladolid para intentar mejorar la delicada salud de Celestina, que finalmente de hizo de hierro. Así, fue en esta ciudad de Castilla y León donde la centenaria mujer, ahora afincada en Benidorm, conoció a su marido con el que años más tarde se asentaría en Alcoy, veraneando cada año en Benidorm como tantos otros residentes del citado municipio alicantino.

Por ello, en 2001, año en el que falleció su marido, Celestina decidió trasladarse a la ciudad turística para pasar allí su vejez y, 17 años más tarde, esta vecina de Benidorm sigue disfrutando cada día que pasa del regalo que es vivir.

Su buena salud le ha permitido llegar, no sin los achaques de la edad, a cumplir un siglo de vida. Para ella, la receta mágica no es otra que mantenerse activa. Así, cada día, Celestina recorre los algo más de 500 metros que separan su casa del restaurante donde trabaja uno de sus nietos para disfrutar de un agradable paseo y conversar con la gente. Eso es clave. Pero ahí no queda la cosa. A sus 100 años, esta vecina de Benidorm sigue conociendo mundo y no pierde la ocasión de visitar a algunos de sus múltiples bisnietos que ahora viven en el extranjero.

Así, hace unos meses, Celestina viajó hasta Bélgica para asistir a la confirmación de una de sus tataranietas. Y, hace un par de años, estuvo nada menos que ocho meses en Islandia visitando a otros de sus bisnietos.