A escasos metros de la primera línea de playa, turistas españoles se mezclan con británicos o franceses en las hamacas de la piscinaMientras, la voz de los animadores retumba en varios idiomas invitándoles a que participen en clases de gimnasia acuática, juegos infantiles o tiro con arco. Una turista en silla de ruedas espera en la recepción junto a otros acompañantes para hacer el «check-in», a la vez que personas de avanzada edad comparten espacio en el bar con niños para los que, a buen seguro, éstas serán sus primeras vacaciones.

Todo esto ocurre en el hotel Poseidón Playa de Benidorm, un establecimiento que en los últimos días se ha visto envuelto en una desagradable polémica debido a la reclamación interpuesta por Freda Jackson, una turista de 81 años de Reino Unido, contra el touroperador Thomas Cook, a quien acusa de «arruinarle» sus vacaciones el pasado mes de mayo. La mujer alega que el hotel donde la alojaron había «demasiados españoles y que la oferta no estaba en absoluto dirigida al mercado británico. Dos razones que, junto a las demás expuestas en su denuncia, caen por su propio peso nada más pisar el hotel.

Aunque sí es cierto que en pleno agosto, el nacional es el turismo predominante en el establecimiento, «aquí alojamos a turistas de muchas nacionalidades: españoles, británicos, belgas, alemanes, portugueses, polacos, rusos, holandeses...», explica Encarna Hurtado, relaciones públicas de Hoteles Poseidón, quien además asegura que las actividades de animación se dirigen «a todos los públicos que nos visitan». Por eso, les choca que una de las quejas de esta cuestionable reclamación sea la procedencia de sus clientes. «¿Pero qué quería, venir a España y que no hubiese españoles? Pues lo más lógico es que la mayoría seamos de aquí, digo yo», replica una turista de un pueblo de Madrid que afirma estar «encantada» con los servicios del Poseidón Playa: «Esa señora dice eso porque lo que quiere es que le den duros, pero yo soy española y me sienta mal que digan esas cosas de nosotros», añade.

Como esta viajera piensan muchos otros trabajadores y huéspedes. Incluso, quienes comparten pasaporte con Freda Jackson. «Nosotros venimos a España precisamente porque lo que nos gusta es la gente española, su comida, su clima... Si no, viajaríamos a otro lugar», afirman extrañados los ingleses Arthur y Lindy mientras degustan un cóctel y tuestan su piel al sol.

Sin notificación oficial

Responsables del hotel aclaran que, pese a ser lo que se suele hacer en este tipo de procedimientos, Thomas Cook no ha contactado con ellos ni para notificarles que exista realmente tal reclamación ni para hacérsela llegar. «El motivo por el que le han devuelto parte del dinero -634 euros de los 1.265 que pagaron por el viaje- no tiene que ver con nosotros ni con nuestros servicios, sino con un cambio en las fechas del vuelo causado por la propia compañía», indican.

Igualmente, recalcan que el establecimiento atendió todas las peticiones que la turista les hizo llegar: «El primer día nos dijo que no le gustaba la habitación en la planta 14 y la cambiamos inmediatamente a otra en el segundo piso. A partir de ahí, no hubo más quejas ni peticiones por su parte, por eso nos ha sorprendido tanto leer ahora todo lo que dice», indican. Por su parte, el touroperador añade a todo ello que el hotel ofreció a la mujer ayuda para salvar el pequeño desnivel de la entrada y que ella la rehusó.