Era 2001 cuando un desconocido formato de televisión irrumpía en prime time. Un nuevo concurso para buscar «triunfitos» acabó convirtiéndose en un fenómeno social que se ha repetido a lo largo de los años con programas dedicados al talento. Sobre las tablas, un jovencísimo David Bisbal, Bustamante o Rosa hicieron vibrar a miles de personas cada vez que salían en la pantalla pero también en los conciertos de una gira que fue un éxito. Diecisiete años después, la historia se repite pero con matices: aquellos que vieron nacer a artistas como Bisbal ahora ven con sus hijos, sobrinos o nietos cómo se hacen un hueco en la historia de la música jóvenes como Amaia, Alfred, Aitana o Ana Guerra. Pero también es diferente la forma de seguir a los artistas. Antes, se les buscaba con cámaras de fotos. Ahora las redes sociales y los móviles son los protagonistas, tanto para inmortalizar los momentos, como para hacer directos o mandar audios. El programa también caló entre los jóvenes por usar la tecnología como reclamo.

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El formato, que se recuperó en 2017 después de años en un cajón, ha removido las memorias de unos y ha hecho que los más pequeños, que no habían ni nacido cuando Bustamante lloraba sobre el escenario, descubran el «talent show» que tanto gustó a sus padres o hermanos mayores. Y precisamente eso es lo que se vio este pasado sábado en Benidorm. Antes de abrir las puertas, algunos asistentes ya llevaban horas en la cola, incluso habían dormido allí. Entre ellos, padres y madres que hace casi dos décadas coreaban a sus ídolos y que ahora gritan el nombre de los de sus hijos. Y es que todos conocen a la perfección a cada uno de los «triunfitos». Una de las asistentes explicó que «he venido con mi sobrina. Yo no era fan de la primera edición pero sí la seguí por lo que supuso. Ahora, con ella, he recordado aquellos tiempos».

El gancho: las canciones

Y es que además, la nueva generación de OT tiene algo «vintage» que engancha a los que peinan canas: las canciones. En el concierto de Benidorm, como en todos los de la gira, los artistas repitieron algunas de las que cantaron en las galas. Entre ellas, «Eloise», de Tino Casal; «Manos Vacías», de Miguel Bosé; «A quien le importa», de Alaska; o «La Bikina», de Luis Miguel. Todo ello melodías de varias décadas que de no ser por OT, los más pequeños nunca hubieran tenido en su repertorio. En el concierto, no había palabra que no cantaran los de poca edad y, para los mayores, eran de sobra conocidas. «Han conseguido algo muy importante, que conozcan canciones de nuestra época que, de otra forma, nunca hubieran ni cantado», explicó otra asistente.

«Nos encantaba OT cuando empezó y nos encanta ahora. A ella también le encanta y se los conoce a todos», explican Cristina, Ana y Diana, que han llegado desde Castalla. Dos generaciones unidas por un fenómeno musical.

También Sonia y Pablo han llevado a Aintziñe e Iraia al concierto. Son de Bilbao pero están de vacaciones en Torrevieja. Ellos también cumplen con la norma que se repetía entre los asistentes: mayores que disfrutaron con el primer Operación Triunfo y lo hacen ahora junto a sus hijos con la nueva generación. A todo ello se suma que algunos pequeños era la primera vez que pisaban un concierto. Roser sólo tiene 8 años y nunca había estado en uno. Acompañada por María José y Raquel, todas de Benidorm, bailaron y cantaron cada uno de los temas al dedillo.

Cerca de 9.500 personas llenaron el estadio Guillermo Amor el pasado sábado. Un aforo en el que se pudo ver gente de todas las edades y cantando las mismas canciones aunque fueran de diferentes épocas o décadas. Si algo tiene este nuevo OT es que no entiende de generaciones.