El Rey catalán Pere Soriano llegó ayer para defender a La Vila Joiosa del ataque berberisco. Y lo hizo acompañado de un ejército de fuego y de sus caballeros. La tradición y la música con el sonido de los tambores marcaron su entrada a la villa en la que le esperan miles de personas para contemplar su boato formado por 400 personas.

Catalans, que este año ostenta el reinado del bando de la cruz, representó el folclore y la tradición de los «Països Catalans», que dan nombre a su compañía. Para empezar, arrancaron con el pueblo celebrando una fiesta con una gran «senyera» de cuatro metros de altura, acompañados por la música de las «xirimitas», instrumento con gran tradición que fue protagonista durante todo el desfile.

Los más pequeños, algunos con barretinas rojas, fueron los siguientes con un tributo a esa tradición catalana de repartir flores y libros por Sant Jordi. Esas publicaciones dadas al público contenían dibujos y explicaciones en verso hechas por la propia compañía. Además, las muñecas de trapo en manos de las niñas y las sandías vacías con velas tradicionales de San Juan portadas por los niños protagonizaron otra parte del desfile. Mientras, los adultos repartieron flores entre el público asistente. Durante el boato también se pudieron ver «Nanos i Gegants», así como un «correfoc».

Tambores de guerra

«Comença la guerra» y los estandartes y el sonido así lo atestiguaron. Campanas sonaron durante todo el desfile del Rey cristiano simulando las que suenan en la bajada el día del Desembarco, acto que se convirtió en el protagonista en la última parte del boato con la simulación de la portalada del mismo con luces y humo incorporados.

Además, una tamborrada con 40 tambores y el fuego precedieron a la llegada de dos filàs de adultos acompañados por la música de las conocidas como «gaitas valencianas» que por primera vez se oyeron en La Vila.

Un ballet de «foc», creado por Ana Botella, anunciaba con su colorido la llegada de tres caballos que portaban tres banderas de la compañía, la más antigua de 1927. Otras dos filàs precedieron la llegada del Rey con una marcha creada para la ocasión: «Catalans de la Vila».

Heraldos que hacían sonar varios cuernos anunciaban la llegada del monarca de la cruz. Junto a ellos, un espectáculo de fuego sobre el suelo. La escolta y el cabo batidor daban paso a la carroza de los embajadores y a la escolta real formada por dos filàs de hombres. Finalmente, ocho caballeros con banderines desfilaron junto al Rey, que apareció sobre una carroza acompañado de su sobrina y de alrededor de 70 músicos.

La Entrada Cristiana arrrancó a las 20.30 horas con el desfile de las compañías de Artilleria Cristiana, Contrabandistes, Pirates Corsaris, Destralers, Llauraors, Almogàvers, Marinos, Caçadors, Voluntaris y Pescadors.