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Benidorm en el homenaje a Mario Gaviria

Tudela, capital de la comarca navarra que vio nacer al sociólogo ligado a la capital turística de la Costa Blanca, rinde tributo a su figura y su trayectoria

Participantes en el acto de recuerdo al sociólogo navarro. INFORMACIÓN

Tudela, la capital de la Ribera de Navarra, acogió hace unos días el acto «Recordando a Mario Gaviria» con el que sus paisanos homenajearon al sociólogo y activista social fallecido a principios del pasado mes de abril. El acto, celebrado en el claustro del Centro Castel Ruiz, antiguo convento de los jesuitas, fue organizado por Consorcio Eder, que agrupa a las 23 localidades de la Ribera entre las que se encuentra Cortes de Navarra, el pueblo natal de Gaviria. Amigos y alumnos de Mario, llegados de todos los rincones de España, participamos en el acto junto con el vicepresidente del Gobierno de Navarra, los alcaldes de Tudela y de otros municipios vecinos y las hijas de Gaviria, Natalie y Sandra Gaviria Sabbah.

Benidorm estuvo muy presente en el acto tanto en las palabras de sus hijas, que recordaron con cariño sus años de infancia en la capital turística de la Costa Blanca, como en las de varios de los intervinientes, como los sociólogos Artemio Baigorri y Ion Martínez, el economista José Manuel Naredo o el ecólogo Pedro Costa Morata. Estos dos últimos, junto con el catedrático vasco José Allende, también presente, estuvieron entre los firmantes del conocido como «Manifiesto de Benidorm», suscrito el 14 y 15 de junio de 1974 por las cincuenta personas asistentes a un encuentro propiciado por Mario Gaviria. El año que viene se cumplirán 45 años de aquel documento denominado «Ciudades para un futuro más sostenible», que fue el primer manifiesto del ecologismo en España. Benidorm, cuyo nombre quedó ligado a aquel texto del que fueron redactores el citado Naredo y el valenciano Josep Vicent Marqués, no debería dejar en el olvido la efeméride.

Cada uno de los invitados a intervenir en el acto glosaron el papel de Mario Gaviria en aspectos como su contribución a la sociología crítica en España, al paso de la ordenación urbana a la visión más amplia de la ordenación del territorio, a la planificación y gestión de los recursos naturales desde el ecodesarrollo (energía, agua, suelos, biodiversidad...), a la integración e innovación social (Gaviria fue el promotor en Navarra y Madrid del primer salario social de inserción), su reivindicación de lo lúdico (en especial las fiestas populares y la gastronomía), su papel docente en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Pública de Navarra (con la primera campaña anti Sida), su contribución al desarrollo medioambiental de la Ribera de Navarra, o el activismo antinuclear, el ecologismo y el antiautoritarismo que impregnaron permanentemente el quehacer de quien fuera Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005.

Como amigo, discípulo y colaborador de Gaviria se me encomendó sintetizar su vinculación con el turismo. Lo hice recordando su llegada a Benidorm a principio de los años sesenta para dirigir, con una beca de investigación, el trabajo «Benidorm, ciudad nueva», una obra todavía de referencia. Gaviria, no conviene olvidarlo, fue pionero en establecer nuevas pautas estadísticas para el conocimiento del turismo como importante actividad económica, así como para conocer su funcionamiento y abrir nuevos enfoques de valoración del turismo, su incidencia en el territorio y su vinculación a las conquistas sociales de las clases medias y obreras europeas tras la II Guerra Mundial, es decir su configuración como uno de los nuevos derechos del llamado Estado del Bienestar surgidos para vivir «Juntos, revueltos, libres e iguales», que era la frase de Gaviria que acompañaba el cartel anunciador del acto de homenaje. Brevemente tuve ocasión de recordar la gran influencia de aquella etapa benidormí de investigación sobre el turismo en dos de sus últimas obras publicadas: «El trasvase del AVE. Alicante-Benidorm-Elche, mejor que California» (Alicante, 2010) y «El paraíso estancado» (Madrid, 2015), de las que fui colaborador.

El próximo otoño el Colegio de Arquitectos de Madrid acogerá un acto académico sobre la influencia de Mario Gaviria en el urbanismo español. Zaragoza, donde estudió Derecho y vivió hasta su muerte, le hizo hijo adoptivo hace unos años y ahora pondrá su nombre a uno de los paseos junto al Ebro. En Tudela, los municipios de la Ribera pretenden mantener viva su memoria reuniendo en un centro de estudios todas sus publicaciones y convocando futuros encuentros en torno a aspectos concretos de su intensa actividad. El gran arquitecto Rafael Moneo, hijo de Tudela y amigo también de Mario, cerró el acto con una intervención que podría resumirse así: «Ha dejado muchos libros y publicaciones, como se ha puesto de manifiesto en todas las intervenciones, pero Gaviria no fue sólo un pensador y precursor en muchos campos. Fue sobretodo una persona generosa compartiendo conocimientos y anhelos con mucha gente que hoy le recuerda». Benidorm, tan presente en ese homenaje que tuvo un amplio eco en los medios de comunicación de la zona, tiene todavía pendiente ese recuerdo.

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