Hace justo un año, una nueva plaga aparecía en una parcela del Castell de Guadalest llena de almendros. Sólo siete días más tarde, el Consell hacía oficial algo temido por los agricultores: la plaga de Xylella había llegado para quedarse. Ese primer positivo fue el principio de otros muchos y esa bacteria (de apellido Fastidiosa) se ha detectado ya en 187 parcelas de 22 municipios de la Marina Baixa, la Marina Alta y El Comtat.

Hasta ahora la Generalitat ha hecho públicos siete brotes, el último de ellos el pasado mes de mayo. Y entre todos los municipios, Tàrbena es considerada como la zona cero de la Xylella por ser donde más almendros hay infectados en 38 terrenos.

Nada más conocerse que Guadalest era el primer punto caliente de esta plaga, la Conselleria de Agricultura se puso manos a la obra para aplicar el protocolo europeo que se establece para estos casos y que contempla un plan de erradicación; es decir, que se arranquen todos los almendros en 100 metros a la redonda del terreno donde ha aparecido el positivo. Este plan ha llevado a que, hasta mayo, se hayan triturado 138 parcelas, 10.620 almendros y parte del sotobosque en terreno forestal, según los datos del departamento de Sanidad Vegetal del Consell.

La primera parcela se arrasó el 6 de julio de 2017, una fecha que los agricultores guardan en la memoria porque anunciaba lo que podía pasar con el resto de terrenos infectados. Así que cuando las máquinas de Tragsa fueron a triturar más parcelas, se colocaron delante para intentar pararlas. Con ellos, algunos alcaldes de la Marina Baixa y representantes de la Asociación de Jóvenes Agricultores-Asaja Alicante.

Balances diferentes

Un año después de ese primer brote, el balance de las partes implicadas es muy diferente con puntos que los mantienen totalmente enfrentados. Mientras la administración y asociaciones como la Unió de Llauradors defienden que «aunque no es lo que nos gustaría», la única forma de luchar contra la Xylella es mediante el protocolo de erradicación, desde la Plataforma de Afectados por esta plaga (AXFA) y Jóvenes Agricultores de Alicante-Asaja, además de algunos alcaldes, se apela a que habría que aplicar un plan de contención que no acabara con todos los almendros por el daño tanto paisajístico como ambiental que ocasionaría, incluso turístico en algunas zonas.

Desde el Consell se defiende que triturar los árboles infectados es la única vía posible y lo que marca europa. «Vamos a seguir luchando contra esta plaga con el plan de erradicación que es el sistema más aconsejable», explicó a este diario el director general de Agricultura, Roger Llanes, quien añadió que por ahora «se va a seguir ese camino». Así explicó que se está haciendo un «control exhaustivo» en la zona demarcada y que además se están llevando a cabo hasta 3 iniciativas de investigación sobre esta plaga.

El responsable explicó que uno de los aspectos importantes hasta ahora es que «no nos hemos encontrado» la Xylella en ningún otro cultivo; es decir, que no ha saltado a olivos u otros ejemplares. Además recalcó que aún existen analíticas pendientes que pueden dar aún más información sobre la plaga para definir futuros planes de actuación.

El secretario técnico de la Unió de Llauradors, Joan Manuel Mesado, afirmó que «lamentablemente» no hay otra forma de luchar contra esta bacteria que aplicar el protocolo «estricto» y legal que, además, apoya «el 90% de las asociaciones agrícolas y la administración». Aplicar otra opción sería, en sus palabras y las de Llanes, terminar como Italia lo que sería «desastroso».

Sí a la contención

En la otra parte de la balanza están los que piden que se aplique un plan de contención en la zona. Entre ellos, los agricultores afectados que recriminan a la administración no haber contado con ellos en ningún momento y ni siquiera haber visitado la zona. Asaja y AXFA no está de acuerdo con el plan de erradicación del que habla la Unió. De hecho entre ambas organizaciones agrarias y los afectados ha habido varios enfrentamientos públicos.

Ramón Espinosa, secretario técnico de Asaja, afirmó que el Consell ha actuado «sin transparencia» además de no tener en cuenta a los agricultores. Así apuntó que no se puede aplicar el mismo protocolo a todas las zonas y que hay que estudiar cada caso. Por su parte, Adolfo Rives (AXFA) fue muy crítico con la «manera torticera» de actuar de la Generalitat este año y que el uso de ese plan de erradicación «está promoviendo la expansión de la Xylella» más que pararla.

Las posturas están separadas pero sí coinciden en algo: la única responsable de que la Xylella haya llegado a la Península es de la administración por no controlar las fronteras. Además, también se acercan en el punto de las indemnizaciones que el Consell ha previsto para los afectados: son necesarias más ayudas y más agilidad. Para ellas, Llanes explicó que se ha ampliado el plazo y que en poco tiempo podrían aprobarse las primeras.

Un año después del primer brote de Xylella y ante la prohibición de que en cinco años no se podrá cultivar ninguna especie que pueda albergar esta plaga, los agricultores piden un plan de reestructuración y ayudas para poner en marcha otros cultivos para resucitar las zonas afectadas. Agricultura indica que se está redactando uno y que «en un par de meses» tendrán resultados.

Malo para el turismo

Y en medio de las dos posturas, las de los alcaldes que ven cómo sus municipios pueden verse arrasados acabando con el turismo que llega a esas zonas llenas de almendros. Es el caso de Benifato. Su alcalde, David Blanes, ha sido uno de los más reivindicativos e incluso llegó a reunir a todas las partes con representantes políticos para afrontar el problema. En clave local, en su municipio le preocupa cómo afectarán los protocolos al acuífero del que sacan el agua y presentó un contencioso.

Para Blanes, a pesar de haber pasado un año, el punto en el que se encuentra el problema es prácticamente el mismo, algo compartido por los agricultores. «Tendremos que aprender a convivir con esta enfermedad», alegó. Así que apoya un plan de contención y critica la postura del Consell como «cómoda». Como otros, pide que sean técnicos «neutrales» los que asuman el estudio de la plaga.

Así que, un año después, el tiempo parece que no ha pasado en las zonas afectadas por la Xylella. Tampoco en doce meses se ha llegado a una solución a gusto de todos.