Cientos de horas de trabajo y dedicación se vieron ayer simbólicamente consumidas por el fuego durante la «cremà» de los monumentos falleros de Benidorm. La estampa se repitió en las tres comisiones de la ciudad, la Falla Centro, Rincón de Loix y Els Tolls: las Falleras Mayores de cada entidad eran las escogidas para prender la mecha que acababa de manera simbólica con meses de duros preparativos.

Como marca la tradición, las primeras en arder eran las fallas infantiles, que se consumieron sin problemas a partir de las 11 de la noche. En la zona del Rincón de Loix, Marina Vaquer Mas era la encargada para llevar el fuego al monumento. En el centro de la ciudad, era Verónica Buján la elegida para prender la mecha de la Falla infantil, mientras que la niña Lucía Diego, acompañada del presidente y la comisión, eran las escogidas en Els Tolls, monumento premiado este año.

Tras unos momentos emocionantes en los que los más pequeños serían los protagonistas, llegaría el turno de la cremà de los monumentos mayores.

Comenzaba la Falla Rincón

La Falla Rincón, premiada por la crítica, era la encargada de abrir el gran momento sobre las doce de la medianoche.

Pese a haber sufrido un pequeño desperfecto en su parte superior, Verónica y Álvaro esperaban el mágico instante de prender el monumento con gran ilusión.

Tras ella, tenía que quemarse el monumento de la Falla Centro, a las doce y media. La última Comisión encargada para cerrar esta mágica noche era Els Tolls, monumento premiado este 2018, que cambió de ubicación a la parte alta de la calle Ruzafa. Hasta última hora, la lluvia amenazaba con arruinar la noche por la que los falleros llevaban trabajando durante meses. Al cierre de esta edición, sin embargo, las comisiones informaban de que todo seguía según lo previsto para la cremà de los monumentos; una noche para poner el punto y final a unos intensos días de actos como pasacalles y desfiles. Las Fallas ponían su broche de fuego en Benidorm a una festividad típicamente valenciana, pero que cada año deja a más turistas en la ciudad; visitantes maravillados ante la inmensidad de los monumentos y el espectáculo de música, pólvora y llamas que se organiza en torno a esta mágica tradición.