Cada año, el lunes por la noche, tras la Procesión en honor a Sant Jaume, los que llenan la iglesia esperan ansiosos que el párroco lea uno a uno los nombres de los mayorales que al año siguiente formarán parte de la Comissió de Festes Majors Patronals. Ese momento es uno de los más esperados pero hace una década, en 2007, el templo se quedó mudo porque no aparecía nada en la lista. En ese momento, se tuvo que ampliar el plazo para presentar candidaturas.

Mucho ha llovido desde entonces. En estos últimos años, la entidad festera ha alcanzado cifras de récord que, con la anunciada este año para los mayorales de 2018, han hecho que diferentes comisiones sean muy numerosas. Pero también ha habido años duros que, aunque no se llegó al punto de 2007, sí que apenas se llegó al medio centenar de personas para organizar las fiestas.

En 2013, en plena crisis, fueron los padres y madres de las damas los que tuvieron que lanzarse siendo 38 personas, la cifra más baja pasando a 54 en 2014. Al año siguiente, el del 275 aniversario, el número de mayorales se disparó hasta los 197. Aunque el récord en esta última década lo tiene el año 2010 cuando una batalla entre PP y PSOE elevó la cifra hasta los 221.

Para 2017, después de un 2016 con sólo 42 componentes, el número volvió a subir hasta los 135, una veintena menos que los que serán el año que viene con 154, tras un primer número desvelado ayer de 140 y después de que se haya pulido la lista oficial (que puede cambiar en los próximos días), entre ellas, el posible candidato para presidirla, Paco Marín. Habrá que esperar un año para ver qué ocurre para 2019.