Reivindicativo y con mucho sentimiento. El pregón del médico Juan Ángel Ferrer sorprendió ayer y lo hizo por su tono pero también por cómo introdujo la música en directo entre su intervención. Entre lo más destacado, la mención que el pregonero hizo a los refugiados y al calvario que viven en sus travesías en el Mediterráneo.

Ese recuerdo además lo hizo con una comparación con la historia de cómo la Verge del Sofratge llegó a ser patrona de Benidorm tras llegar en un barco y salvarse de las cenizas: «La Virgen es en Benidorm un signo de comunión y unión (...) ella llegó buscando un lugar de acogida como hicieron muchos que llegaron» a la ciudad. Así apuntó que «repitiendo tu historia» (la de la Verge), «vemos cómo tantos hombres arriesgan su vida cada día atravesando el Mediterráneo e incluso algunos acabarán en el fondo del mar».

Su discurso impactó en varios puntos. En el momento en que reclamó al Ayuntamiento que haga todo lo posible para que «todas las niñas, sin distinción, puedan ser reinas y damas porque todas tienen derecho». Pero también por la música en directo que, mientras iba hablando, sus pausas eran a ritmo de xirimita y un verso a la virgen cantado desde varios balcones de la plaza para acabar con una banda desde otro balcón para cerrar su intervención.

En su pregón también reivindicó cómo el hallazgo de la Virgen es un hecho certificado en la historia y la importancia que tiene para Benidorm. Tuvo un recuerdo para sus padres y cómo llegaron a la ciudad hace 50 años para trabajar.

También recalcó el papel de la Comissió, las Reinas y mayorales y a su trayectoria festera. Todo ello para acabar con una idea: «integración, amistad y acogida», unas palabras que, según Ferrer, resumían su discurso. Acabó hablando de la gente de Benidorm que son «valientes y abiertos» para recibir a todos los que llegan a la ciudad. Con todo, recalcó que ser pregonero «es uno de los momentos más felices de mi vida».