Después de tres años de dura sequía y de tener que recurrir a la compra de caudales externos para poder beber, la Marina Baixa no quiere tener que tirar más agua al mar. Ni siquiera ahora, cuando los recursos son más que suficientes. Por eso, el Consorcio de Aguas de esta comarca ha reclamado a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que imponga cierta flexibilidad a la hora de aplicar la cota de resguardo que establecen los protocolos para el mes de octubre, la más restrictiva de todo el año, en el embalse del Amadorio.
La presa ubicada en La Vila Joiosa acumula actualmente 9,19 hectómetros cúbicos, una cantidad de agua que representa aproximadamente el 60% de su capacidad total, que es de 15,8 Hm3. Frente a este volumen de agua, la normativa de la CHJ impide que, con fecha de 1 de octubre, el embalse supere los 7,97 hectómetros cúbicos -es decir, 1,22 menos de los que hay actualmente embalsados-, en previsión de que pudieran producirse fuertes precipitaciones durante el otoño. Para reducir hasta esa cifra la cota, si nada lo remedia, la Confederación comenzaría en unos diez días a abrir las compuertas del Amadorio para desembalsar el agua que, sobre el papel, le sobra al embalse. Entre medio y un hectómetro cúbico, en función del ritmo al que se consuma de aquí a final de mes. Y eso es lo que quiere evitar por todos los medios el Consorcio.
El ingeniero jefe de Explotación de este organismo, Jaime Berenguer, explicó que se ha trasladado a la Confederación una petición para que amplíe en unos quince días el plazo establecido para alcanzar esos 7,97 Hm3, alegando que en ese periodo de tiempo los municipios de la comarca que beben del Amadorio podrían haber consumido esa agua sin necesidad de hacer ningún desembalse. Sobre todo, cuando en otras zonas de la provincia, como Alicante o la Vega Baja, están teniendo serios problemas para regar debido a la falta de caudales, tanto propios como procedentes del trasvase.
Igualmente, el técnico lamentó que dichos protocolos sean excesivamente rigurosos en este periodo del año. De hecho, en el mes de octubre, los dos embalses de la comarca pierden hasta el 42% de su capacidad, pasando de 28,8 litros que podrían almacenar a un máximo de 17, pese a no tratarse de una zona que se caracterice precisamente por tener excesivas lluvias.
En el caso de Guadalest, no existiría ahora mismo esta problemática, dado que el volumen embalsado es de 8,75 y la cota de resguardo en octubre, de 8,98 Hm3.
Larga reivindicación
Le petición del Consorcio Comarcal entra dentro de una lista de reivindicaciones que desde esta comarca se vienen realizando desde hace años a todas las administraciones con competencias en materia hídrica para ahorrar hasta la última gota. Porque además de esta tregua y de la solicitud de revisar las cotas de resguardo para adaptarlas a las condiciones reales de pluviometría de cada territorio, los municipios y técnicos del Consorcio también han venido reclamando otras infraestructuras para redistribuir los caudales desde las zonas con excedentes hacia las más deficitarias, así como la construcción de balsas de almacenamiento para poder embalsar entre tres y cinco millones de litros de agua, tanto blanca como reutilizada.
Berenguer cifró en casi 100 hectómetros cúbicos el volumen de agua que la Marina Baixa ha vertido desde las lluvias del pasado enero al mar, principalmente desde el río Algar y parte del Guadalest, por carecer de medios para almacenarla o trasvasarla a otras zonas, a los que se suman otros casi 5 hectómetros cúbicos que se han desembalsado desde ambas presas cuando el agua desbordó su capacidad.
