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Benidorm

Hasta 150 autobuses colapsan las calles del centro cada fin de semana

Las continuas quejas de vecinos y conductores profesionales llevan al PP a plantear restricciones al volumen de buses turísticos, que consensuará con agencias y hoteles

La avenida de los Almendros, atascada por varios buses, en una imagen que se repite prácticamente a diario. DAVID REVENGA

Hoy será uno de esos días. Decenas de autobuses discurrirán por las principales calles o avenidas del centro de Benidorm, como Ruzafa o los Almendros, para cargar y descargar turistas en las puertas de los hoteles. Ambos viales, junto a algunos de sus adyacentes, como la Vía de Emilio Ortuño o el Paseo del Alcalde José Such Ortega, llegarán a alcanzar un tránsito medio de cerca de 150 autobuses diarios. Esa es la cantidad de vehículos de transporte discrecional de viajeros que ha llegado a contabilizar el Ayuntamiento de Benidorm el día en el que más turistas entran o salen habitualmente de los hoteles, el sábado, con una media que puede oscilar entre los diez y los quince buses en horas punta, según un estudio elaborado por el departamento municipal de Movilidad.

Cierto es que la situación no es nueva. Pero se ha ido agravando con el paso del tiempo debido al inmenso volumen de autobuses que pueden llegar a circular a la vez por este tipo de viales: estrechos, de un sólo carril, sin apenas aparcamiento y que todas las veces, prácticamente a todas horas, se acaban viendo colapsados y generando numerosas molestias tanto a residentes y conductores como a otros colectivos profesionales, como por ejemplo el del taxi. Así lo reconocieron ayer fuentes del gobierno local, que ahora, ante la avalancha de quejas que está recibiendo el Ayuntamiento por este asunto de un tiempo a esta parte, ha decidido ponerse manos a la obra para intentar aminorar la presencia de autobuses en esta zona o, al menos, las molestias que éstos generan en el entorno.

El concejal de Movilidad, José Ramón González de Zárate, explicó ayer que los técnicos de su departamento están preparando una batería de medidas específicas sobre este tema que quieren llevar a debate en el Consejo Asesor de Movilidad, donde además de la Administración y los grupos políticos municipales también están representadas las principales asociaciones empresariales de la ciudad o el Consejo Vecinal, entre otros. El concejal afirmó que el objetivo es que las medidas se adopten por consenso de todas las partes implicadas, para lo cual avanzó que ya se han mantenido reuniones con agentes como Hosbec, Avibe (la asociación local de agencias de viajes) o con muchos de los hoteles enclavados en la zona centro, para exponerles la situación y recoger su sugerencias antes de la puesta en común.

Reducir sin restringir en exceso

Además de los autobuses de línea o los de las rutas escolares, los vehículos de transporte discrecional de viajeros son los únicos que están autorizados a cargar y descargar turistas en las inmediaciones de los hoteles. Los buses que cubren rutas interurbanas o las conexiones con infraestructuras como por ejemplo el aeropuerto provincial Alicante-Elche están obligados a hacerlo, en todos los casos, en la estación de autobuses, así como en las paradas de la Avenida de Europa o Jaime I.

Para regular el caos circulatorio que se vive en el centro, principalmente los fines de semana, una de las premisas que tiene claras es Consistorio es que, sean cuales sean las medidas que se adopten, no sean en exceso drásticas para este sector. Principalmente, por el peso del turismo en la ciudad.

Entre las opciones que se están barajando, el edil de Movilidad citó, por ejemplo, que los autobuses sólo puedan utilizar Ruzafa o Almendros para descargar a los turistas, mientras que para cargarlos para emprender viaje tengan que desplazarse hasta vías alternativas, como Jaime I o Emilio Ortuño, donde hay habilitados amplios espacios para que paren los autobuses. También se contempla la posibilidad de poner controladores en las paradas para limitar a un máximo de entre 15 y 30 minutos el tiempo que puede estar estacionado el bus; exigir a los chóferes a parar los vehículos y no dejarlos arrancados mientras esperan, para así reducir las molestias acústicas de los motores; impedir que se utilice la parte del maletero del lado del carril de circulación, con lo que se evitarían riesgos para viajeros y para vehículos que transitan por dichas calles; u obligar a que los viajeros esperen dentro de los hoteles, para que no abarroten las aceras con maletas y otros bártulos, impidiendo el paso a otros peatones.

González de Zárate matizó que ninguna de estas medidas es aún definitiva, sino tan sólo propuestas que de técnicos o implicados para intentar poner coto al problema.

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