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«Los problemas de verdad vendrán cuando despierten Túnez o Turquía»

Toni Mayor, líder de Hosbec, hace un balance de la situación de la industria turística tras el cierre de julio

Toni Mayor en la recepción de su hotel Port Benidorm, emplazado en pleno Rincón de Loix. david revenga

La planta hotelera de Benidorm cierra julio con un descenso en la ocupación de algo más de dos puntos con respecto al pasado año, ¿qué balance hacen de estos primeros resultados?

Ha sucedido en Benidorm pero también en otros destinos como Baleares. Yo creo que al solomillo le hemos puesto foie. Y claro si la gente ya iba justa para pagar el solomillo... ahora vamos y también le ponemos foie y pedimos más y es ahí cuando llega el problema. Los entremeses se venden bien, que son la primavera y el otoño, porque el precio también es diferente.

¿Hay que bajar las tarifas entonces?

Eso no sería bueno. Debemos tener un termómetro para adecuar el precio a la calidad. En toda la planta hotelera de España y también en Benidorm ha habido una recualificación, los hoteles han aumentado sus categorías y deben tener tarifas acordes. Hemos subido las estrellas, hemos mejorado el producto y lo que se pretende es cobrar un precio equiparado a esa renovación. Pero quizás la masa turística no da para tanto. Puede que se nos esté yendo parte de clientes porque no pueden llegar a ese precio y, por ende, están mutando a los apartamentos, sean legales o ilegales. Principalmente a los ilegales?

¿Es preferible un hotel rentable que un hotel lleno?

Sí, seguro. Y el hotel hasta respira cuando no está tan lleno. Esto lo tenemos asumido. Lo que debe primar en el hotel es precio, calidad y rentabilidad. Ese triángulo debe funcionar bien y no tiene que estar basado en la ocupación. Y si la rentabilidad del negocio es sostenible al 80% de ocupación hagamos las cosas bien. No hagamos ofertas, mantengamos calidades, eso es fundamental. Tenemos que esforzarnos en hacer las cosas muy muy bien para fidelizar al cliente y que, cuando tenga opción de irse a otro sitio diga bueno yo en Benidorm estoy muy bien y no me arriesgo. Prefiero pagar un poquito más por esa calidad y seguridad que irme a otro sitio que por muy bien que esté siempre estará la duda de que pueda pasar algo.

¿Se refiere a prepararse para cuando despierten destinos competidores que hasta ahora han estado fuera de juego por las crisis políticas y sociales?

Tenemos que enfrentarnos a la incertidumbre de cuando los países competidores abran de una forma normal sus fronteras y admitan otra vez a esos 40 millones de turistas que registra Turquía o 15 millones de Egipto y otros tanto de Túnez.

¿Hay temor en el sector ante ese momento?

El peligro de que el año que viene Turquía esté estable y Túnez abra o Egipto se moderen y no haya mucho terrorismo, ese peligro está ahí. Y cuando abran van a hacerlo de una forma agresiva porque van a entrar con unos precios al mercado que serán la mitad de lo que estamos cobrando nosotros. Ahí sí que vamos a tener auténticos problemas, seamos realistas. Y, por tanto, ahí tenemos una competencia muy grande que la vamos a notar no solo nosotros sino en toda España, Portugal y parte de Europa. Se trata de una competencia, que es importante, no es para desmerecer. O sea que tenemos que ir con mucho tiento de no pasarnos en las tarifas pero siempre hay que aclimatar, en la medida de lo posible, el precio a la calidad del producto hotelero.

En definitiva, ¿la fórmula del éxito sería mantener precios acordes al producto para ganar turismo de calidad?

Y nunca perder el norte. Al cliente hay que darle más de lo que espera. Siempre. Hay que mejorar. Y cuando crees que tienes nueve puntos sobre diez no relajarte y tratar de ir más allá. La fidelidad debe venir por la calidad no por el precio.

Después de conocer los primeros resultados del verano lanzó un mensaje sobre la necesidad de revisar el modelo turístico que se está buscando...

Me refería a que hay que tratar de legalizar la oferta no reglada. Los apartamentos ilegales. Deben competir en igualdad de condiciones. Y también debemos de valorar que la solvencia y el valor añadido del modelo se la da la planta hotelera reglada, que es la que hace reformas integrales en sus alojamientos y construye nuevos establecimientos. La piel de la planta hotelera se renueva. Pero el resto de pieles no van a la misma velocidad...

¿Cree que falta presión por parte de las administraciones públicas para atajar el problema del alojamiento sumergido?

La administración está desbordada por este tsunami de lo digital. Y para la administración es más fácil hacer una amnistía fiscal como esa que hicieron para traer dinero de fuera que arreglar esta lacra, algo con lo que sacarían mucho más dinero que con aquello. Es complejo, trabajoso, se deben coordinar administraciones pero es una responsabilidad compartida a nivel local, autonómico, nacional y europeo. Lo más importante que deben hacer las administraciones es reglar la economía sumergida, aflorarla en todos los sentidos. En sentido fiscal, en sentido de seguridad, de la higiene y en el ordenamiento. Y, donde pueden entrar y donde no, según los días que vengan.

Buena parte de la culpa de ese frenazo al crecimiento de la oferta reglada, tanto hoteles como apartamentos, ha sido precisamente de esa presión de los apartamentos ilegales

Sí. En los últimos tres años ha habido un tsunami de operadores digitales de camas ilegales. La tira de portales que constituye un verdaderos tsunami que está creciendo de forma bestial y entra en urbanizaciones, chalets, apartamentos e incluso en viviendas de barrios obreros como Colonia Madrid de Benidorm. Esta es la verdadera causa de la fricción entre el residente y el turista. El hotel no tiene culpa de esa fricción. El apartamento que se alquila para cuatro días donde, además, se meten siete o ocho personas, normalmente jóvenes, en un piso de dos o tres dormitorios... Esto no se puede consentir. Se trata de un perfil de público que, de alguna forma, la planta hotelera ha estado limitando. Y, al final, esa gente que viene a pasar dos o tres días para celebrar una despedida de soltero ha ido a parar a esa economía colaborativa. Y ahí está la fricción.

¿Qué deben hacer las administraciones públicas al respecto?

Tienen una responsabilidad y un objetivo claro que es reglar esto. Deben decir mire en una zona residencial no se puede alquilar por menos de 15 días. Así se evitaría que entrara gente durante dos o tres días que generan el desmadre, alteran a la comunidad, rayan los ascensores, rayan todo. Bajan doce chicos y van un chalet con tres habitaciones? arman follón, música a las 4 de la mañana, gamberrismo, la piscina, se tiran, van a las instalaciones de la comunidad y hacen un mal uso de ellas. Eso sí que va creando una animadversión hacia el turismo y eso es lo que tenemos que arreglar. Por ahí es por donde tenemos que buscar el freno a la turismofobia que se está creando. La gente está harta de estar en un edificio residencial y tener cuatro apartamentos de estos. Por ahí es donde las administraciones públicas tienen una responsabilidad.

Se estima que en Benidorm hay mucha más oferta no reglada que oficial. Más plazas sumergidas que camas regladas. En cambio, no se ha llegado al punto de la turismofobia que se está viviendo en otros destinos, como ataques y demás, ¿hay mied ante la posibilidad de que aquí suceda algo similar?

Benidorm es una factoría turística. No tenemos el turismo como una cosa más. El turismo es el todo. Por tanto, hay una conciencia de sacrificio por parte de la ciudadanía y de tolerancia hacia ciertas actitudes que en determinados momentos pueden llegar a ser incívicas.

Pero, pese a todo, se integra como un elemento más de la ciudad

Aquí hay más tolerancia que en otros destinos porque hasta ahora no ha habido molestias graves. Si que hay comunidades que se han quejado, pero más por el embrutecimiento del espacio urbano que por otras cosas, como en la zona de la primera línea de la playa de Levante. Pero eso lo trae el alquiler sumergido. A lo mejor un 30% de esos pisos de la zona son para este tipo de alquileres. El problema es que la gente que viene para 15 días son familias. Ese público no nos molesta. El que nos molesta es el que viene para dos o tres días. Ese sí.

¿Qué opinión te merecen los ataques que se están produciendo en otras zonas turísticas como Baleares o Cataluña?

Ahí hay un poco de política creo yo. Esto de ser radicales y estar en la vanguardia de la rebelión? Esta rebelión tiene más de político que de turístico. Si que es verdad que esa gente hace de abogado del diablo

Pero pueden llegar a hacer mucho daño al principal motor de la economía española

Yo no digo que no hagan daño pero la gente sabe que esto son cosas radicales. Igual que por cuatro casos de incivismo que pueda haber en Benidorm no es una ciudad donde no se puede vivir. No hay que ser extremistas. Si de 300.000 personas 4 se portan mal no van a pagar el pato todas las demás. Y en el caso de Barcelona, hay una organización política detrás, que siempre han estado a la vanguardia del malestar ciudadano y, además, que en Barcelona sí existe ese malestar en parte por culpa de los cruceros. Hay que pensar que son 30.000 o 40.000 personas más que se esparcen por la ciudad y hay zonas saturadas.

¿Entonces? ¿en Benidorm la turismofobia no preocupa?

No nos preocupa, nada. Lo que preocupa aquí es la inmersión de ese turismo en comunidades de vecinos que son tranquilas.

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