El Valle de Guadalest ha vivido en las últimas semanas un mes negro. A la alarma por la plaga de la Xylella Fastidiosa y erradicación de siete hectáreas de campos de almendros se sumó un incendio forestal el pasado 25 de julio que arrasó 21,9 hectáreas.

El fuego se declaró en una zona de barrancos y montes y no se dio por controlado hasta tres días después e incluso sufrió un rebrote que obligó a volver a los medios aéreos.

Pero además, la zona lleva meses esperando a que abrieran la carretera CV-70 que quedó destrozada por las lluvias de principio de año. Nada más reabrirla al tráfico, y mientras arreglaban un tramo haciendo un agujero para rellenarlo de tierra, un coche acabó dentro tras un despiste.