Hubo años en los que el viejo puente del Amadorio de las imágenes no podía apreciarse. El agua lo cubría en parte o en su totalidad y pocos recuerdan una estampa como la actual, en la que uno puede pasear bajo él sin encontrar un mísero charco. Los niveles de desertización de su superficie son tan sorprendentes como el avance imparable de las áridas grietas. Lo demuestran estas fotografías: la de la izquierda tomada en mayo, la del centro en agosto y la de la derecha, ayer.
El pantano está aún peor que el pasado verano