Ochenta años después de que en la costa de Altea Altease construyeran durante la Guerra Civil ocho nidos de ametralladoras, popularmente conocidos como "búnkeres", se ha recuperado el de la playa de La Olla en su totalidad gracias a una partida presupuestaria de la Concejalía de Urbanismo con el objetivo de consolidar y habilitar este bien para hacerlo visitable. Los trabajos arqueológicos y de restauración han sido realizados por Albalat-Arqueología y Gestión del Patrimonio.

Aprovechando la finalización de esta actuación, la semana pasada visitó la construcción bélica la consellera de Justicia, Administración Pública, Reformas Democráticas y Libertades Públicas, Gabriela Bravo, que aprovechó su estancia en Altea para presentar en Villa Gadea el Proyecto de Ley de Memoria Democrática y para la Convivencia de la Comunidad Valenciana.

Según la consellera, el proyecto de ley busca el acuerdo "para cerrar heridas, reparar el daño causado y hacer justicia a los que sufrieron y sus familias". Gabriela Bravo dijo que esta ley "es necesaria" porque después de cuarenta años de consolidación democrática "aún nos quedan tareas pendientes para delimitar nuestra propia identidad". Como ejemplo, la consellera informó que aún está pendiente "la identificación de aproximadamente 11.000 víctimas en la Comunidad Valenciana en más de 300 fosas comunes, así como la retirada de vestigios, honores y menciones conmemorativas o de exaltación de la dictadura, tal como obliga la Ley estatal de Memoria Histórica".

Bravo explicó que la ley valenciana "se fundamenta sobre los ejes del Derecho a la Verdad, el Derecho a la Justicia y el Derecho a la Memoria". En este sentido, la consellera indicó que la regulación que inicia su trámite parlamentario es "la oportunidad de cumplir con los preceptos básicos que el Derecho Internacional establece como garantía de los Derechos Humanos: verdad, justicia, memoria y reparación. Y todo esto para conseguir una reconciliación justa y duradera, desterrando el miedo a reabrir heridas".

En el acto, el alcalde de Altea, Jaume Llinares, afirmó que desde las instituciones públicas "tenemos que velar para consolidar el derecho a la justicia, la reparación y memoria de los que fueron callados y olvidados". Llinares añadió que la ley, cuyo proyecto presentaba Gabriela Bravo, es "un extraordinario recurso para los descendientes de todas las familias de nuestro país que sufrieron guerra y dictadura, porque recuperar la memoria histórica es la mejor manera de entender el presente y afrontar el futuro".Búnker en buen estado

La concejala de Urbanismo, Imma Orozco, indicó, en referencia al nido de ametralladoras de la Guerra Civil recuperado, que "hemos detenido el deterioro y consolidado los restos para conservar la memoria del hecho, así como proteger la construcción que se suma al catálogo de los bienes históricos que estamos recuperando desde el Ayuntamiento de Altea".

El arqueólogo Pedro Jaime Zaragozí explicó que en el búnker se ha hecho "una intervención arqueológica a partir de la cual se ha excavado el interior de la estructura. Esta excavación ha permitido documentar elementos constructivos hasta ahora desconocidos en el interior, y también testificar que el relleno o abandono del búnker ha tenido lugar, si atendemos a las evidencias numismáticas, desde prácticamente el final de la Guerra Civil, según he podido comprobar junto al historiador Juan Vicente Martín". Zaragozí dijo que a pesar de sus ochenta años de existencia "el interior de la construcción bélica se encuentra en buen estado, y aún conserva las plataformas donde se situaban las ametralladoras y los armarios para la munición". El arqueólogo explicó que para evitar que durante los temporales se inunde el nido de ametralladoras restaurado, "se han diseñado unas cuñas de madera para cegar las aspilleras, que a la manera de tapones cierran las aberturas. Para protegerlo se ha instalado una puerta metálica para regular el acceso a su interior que se asienta sobre una estructura externa a fin de no hacer ninguna transformación de la obra original que pudiera dañarla, ya fuera agujereando o incrustando alguna pieza para sujetarla. Las únicas intervenciones han sido dirigidas precisamente a consolidar los restos y parar el proceso de degradación", aseveró.

La edil de Urbanismo añadió que la Empresa Pública de Desarrollo Municipal "ha llevado adelante una serie de micro intervenciones a los elementos más afectados de la estructura y se han eliminado las pintadas del exterior". La edil añadió que en los trabajos de recuperación también han intervenido los voluntarios de la ONG De Amicitia.

Nidos para repeler desembarcos franquistas

Estos nidos de ametralladoras fueron construidos en 1937, durante la Guerra Civil española. Después de que la flota republicana perdiera el control de las costas mediterráneas bajo el bloqueo naval que imponían italianos y alemanes, se planificaron estas defensas costeras para repeler un eventual desembarco del ejército franquista. Sin embargo, nunca se instalaron las ametralladoras y, terminado el conflicto armado, fueron abandonados. En total hubo ocho nidos vigilando la bahía de Altea, de los que actualmente sólo permanecen dos: el de Cap Negret y el de la Olla.