Metidos ya de lleno en plena temporada alta, Benidorm se ha propuesto empezar a buscar soluciones a la eterna guerra que se repite cada verano por la reserva de espacio y la ocupación de la primera línea, dos factores a los que no escapa casi ningún destino del litoral. Así lo afirmó ayer el concejal delegado de Playas y Seguridad Ciudadana, Lorenzo Martínez, quien indicó que a primeros de la próxima semana su departamento va a convocar lo más parecido a una cumbre para abordar esta problemática y conocer la opinión de los principales agentes implicados en la gestión de las playas.

Martínez explicó que en este encuentro participará Policía Local, inspectores de playas y representantes de las distintas concesionarias de servicios playeros, a los que el concejal solicitará ideas y propuestas para poder establecer unas líneas maestras sobre cómo actuar.

Ahora bien, el concejal reconoció que la empresa «no es fácil» y que, a su juicio, en muchos momentos del día, la prioridad para la Policía Local ha de ser «controlar la seguridad en las playas o la actividad irregular que hacen los masajistas, los cuberos o los trileros, antes que las hamacas y las sombrillas».

Sin regulación

Aunque en su día hubo intentos por regular esta práctica a través de la Ordenanza de Playas, la normativa municipal en Benidorm no establece prohibición ni sanciones por reservar espacio en la orilla colocando a primera hora del día sillas que hasta horas después no ocupa nadie. Sí existe una regulación en la Ley de Costas, que establece que el mobiliario playero debe colocarse a una distancia mínima de seis metros desde la orilla para dejar un pasillo libre. Ahora bien, aunque Costas ha exigido a Benidorm y a otros consistorios en varias ocasiones su cumplimiento, siempre ha acabado desistiendo por las trifulcas que se generaban entre los propios bañistas.

Lorenzo Martínez explicó ayer que, en los municipios donde esta práctica está prohibida a través de las ordenanzas, «la mayoría de las veces esa prohibición va asociada a un horario para no dificultar las labores de limpieza. Pero una vez que ese horario determinado ya ha finalizado, es difícil de controlar». Además, detalló otras cuestiones que, a su juicio, también generarían problemas, como la retirada de este mobiliario: «Si se lo lleva la Policía, habría que ver qué hacemos con todas esas hamacas y sombrillas, dónde las almacenamos o cómo puede recuperarlas el dueño», dijo, para agregar: «A ver quién tiene un tiquet de una sombrilla que compró a saber cuándo para demostrar que es suya».

Por eso, a falta de que la reunión de la próxima semana pueda arrojar luz a todas estas dudas, el edil apeló al sentido común: «Este problema también se está dando en algunos hoteles con las hamacas de la piscina. No es exclusivo de las playas. Por eso pedimos que la gente actúe con cabeza», dijo.