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Óscar Tusquets

Óscar Tusquets Blanca: «El urbanismo de Benidorm es ejemplar. Son las demás ciudades las que están mal hechas»

Forma parte de una generación de arquitectos, sociólogos y urbanistas a los que Benidorm fascinó desde el minuto uno

Óscar Tusquets Blanca: «El urbanismo de Benidorm es ejemplar. Son las demás ciudades las que están mal hechas»

Arquitecto por formación, diseñador por adaptación, pintor por vocación y escritor por deseo de ganar amigos. Así se presenta a sí mismo Óscar Tusquets Blanca (Barcelona, 1941), para dar cuenta de su pasión por tocar prácticamente todos los palos del arte. Hijo de una familia bien de la burguesía catalana, confiesa que le gusta la provocación del creador hasta límites insospechados. De ahí que, cuando prodiga en público su fascinación por Benidorm, la mayoría de sus contertulios le tomen a broma. Pero nada más lejos de la realidad.

El pasado octubre inauguró en una galería de Barcelona la exposición «Gran Benidorm», una cita en la que se congregaron arquitectos, artistas, escritores y otros representantes de la cultura barcelonesa y catalana. Entre ellos, no faltaron a la cita arquitectos que dejaron su sello en grandes obras públicas de Benidorm, como Carlos Ferrater -autor del Paseo de Poniente-, Ricardo Bofill -que diseñó el Parque de l'Aigüera- y Oriol Bohigas - que trazó el Paseo de Levante-.

La prensa de Cataluña, que en esos días se hizo eco de su exposición, parecía horrorizada sobre el hecho de que se tomara a Benidorm como base para un trabajo artístico.

En cierta medida, sí (risas). Cuando hablo sobre Benidorm la gente me pregunta si lo hago por snobismo, por llevar la contraria, por querer provocar... Y yo les digo: «No, no os equivoquéis».

¿Por qué cree que piensan de esa manera?

Por desconocimiento y por ignorancia. La gente en Barcelona desconoce tanto Benidorm como la gente en Londres y eso que estamos ahí al lado. Cuando algún amigo me pregunta y le digo que voy a venir unos días a Benidorm, siempre me dicen: «¿Qué vas, a ver a Belén Esteban?». Esa es la idea del 90% de los que no han estado nunca en esta ciudad.

¿Y qué es Benidorm para Óscar Tusquets?

Un lugar único. Una de los lugares mejor construidos del mundo. Conozco Benidorm desde hace más de 50 años gracias a Mario Gaviria, que nos trajo a un montón de arquitectos a ver cómo se estaba desarrollando lo que entonces era un urbanismo nuevo. Un urbanismo que nos dejó a todos con la boca abierta, pero que fue muy denostado durante mucho tiempo de manera errónea.

¿Errónea por qué?

Porque se hablaba de masificación, de daño sobre el territorio,... cuando, en realidad, el modelo Benidorm es ejemplar. Si se hubiese seguido en otras ciudades, se habría dejado gran parte del litoral libre de edificación. Hay estudios que, incluso, dan números: 12 «benidorms» son lo mismo que todo lo que hay construido en toda la costa española.

Sin embargo, ese modelo no se exportó a ninguna otra ciudad española.

No. Y había lugares igual o más idóneos para haber desarrollado este modelo. Por ejemplo, en la Costa Brava, yo pasé de niño todas mis vacaciones en Platja d'Aro, un pueblo que es muy llano, muy similar a Benidorm. Pero uno va allí y piensa «qué lástima que le falten los rascacielos». (ríe)

Ahora ya es prácticamente imposible que eso ocurra.

Lo es. Fíjate que había muchas situaciones que lo hubieran permitido en su época, pero ahora toda esas ciudades ya están hechas. Y la pena es que, por desgracia, están todas mal hechas.

¿Qué es lo que más le gusta a Óscar Tusquets de Benidorm?

La vida que se respira en la calle. Me pone muy optimista. Cuando vemos imágenes en teleobjetivo de rascacielos, uno no sabe si es Hong Kong o Benidorm, pero a nivel de calle pasan muchas cosas, se mezclan historias y eso es buenísimo. La capilla está al lado del lupanar. Es una mezcla caótica pero excitante a la vez. Luego está el clima, la situación geográfica única, pero sobre todo lo que hay es un milagro de plan urbanístico que hace 60 años pasó de prever chalés a proyectar rascacielos. Y eso fue su salvación.

Ahora expondrá todo eso en Londres. ¿Cuál es su contenido?

La colección «Gran Benidorm» nació de un encargo que me hicieron para una exposición que quería aportar soluciones a los problemas de sobrepoblación en el mundo. Aquella nunca se hizo, pero mi obra está ahí: cuadros, dibujos, collages. A finales de mes habrá dos obras en la Bienal de Londres y el resto de la exposición, en una galería de arte.

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