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Frenar el maltrato antes del bofetón

Benidorm inicia en 6 institutos un programa para ayudar a los adolescentes a detectar la violencia machista desde sus primeras representaciones

Marina Marroquí, en los talleres que está impartiendo en Benidorm gracias al Club de Leones. DAVID REVENGA

Todo empieza con dos cartulinas en blanco. Los chicos han de dibujar los rasgos que más les gustan de las chicas y ellas, hacer lo propio con el género opuesto. «Que tenga las tetas grandes», irrumpe en tono jocoso uno de los líderes del aula y sus palabras son secundadas con una risotada general. Rápidamente, se suceden uno tras otro todos los estereotipos que están cansados de ver en la tele, oir en canciones o repetirse día tras día en la sociedad en la que han crecido: que haga dieta, que sea musculoso, que tenga fondo en la cama, que sea «malote» o «guarrona», que le guste limpiar... Entonces, Marina Marroquí entra en acción.

Los cinco institutos públicos de Benidorm y uno concertado han iniciado el desarrollo de un programa que tiene como objetivo ayudar a los jóvenes a abrir los ojos ante el machismo y a detectar la violencia contra la mujer desde sus primeras representaciones, mucho antes de que acabe desembocando en una agresión. Y, a partir de ahí, intentar sentar las bases para poner coto a una negra lista de víctimas de esta lacra cada vez más visible en nuestra sociedad. La iniciativa parte del Club de Leones de Benidorm, que ha sufragado una serie de talleres, a cargo de la educadora social y presidenta de la Asociación Ilicitana contra la Violencia de Género, Marina Marroquí, que se impartirán de manera integral a todos los adolescentes de 14 a 16 años y que prevén servir como base de un estudio más amplio que se prolongará a lo largo de un lustro.

Mezcla explosiva de roles

«Los 15 años es la edad más peligrosa, porque los chavales representan unos roles que son una mezcla explosiva: él es el fuerte, el que puede con todo, el que protege; y ella es la que se entrega, la que lo deja todo por amor y la que se deja proteger». Así explica esta experta, que relató hace unos meses en un popular programa de televisión su experiencia como víctima del maltrato a que la sometió su antiguo novio entre los 15 y los 19 años, lo que pasa por la cabeza de los jóvenes que participan en sus talleres. «Estamos rodeados continuamente de clichés, de estereotipos baratos, de canciones que dicen que tienes que entregarlo todo por amor; y ellos, en una edad en la que aún carecen de una mente crítica que les permita reconocer la semilla de la violencia, porque no hemos trabajado nada para educarles en este campo y ayudarles a avanzar», explica Marroquí.

Por eso, una de las partes fundamentales de sus talleres es desmontar todos los mitos que los adolescentes creen a pies juntillas. «La línea entre "te controlo porque soy un celoso" o "te controlo porque me preocupo por ti" es muy fina, la mayoría de las veces se difumina. Y el maltratador actúa desde mucho antes de una agresión. Te hace sentir culpable de todo, tienes que medir muy bien las palabras para que no se enfade, te estropea siempre los actos o días especiales, te chantajea... Hay que ayudar a los jóvenes a ver todo eso para que puedan identificar lo que está pasando antes de que vaya a más, porque la detección precoz es la única manera de erradicar la violencia de género sin las secuelas que después te van a acompañar toda tu vida», agrega.

Relato en primera persona

Los talleres que se imparten desde esta semana en los distintos institutos se prolongan a lo largo de tres horas por clase, de las cuales dos horas y media transcurren en un tono de lo más distendido, muchas veces entre risas y donde se da pie a los jóvenes para que se expresen con total naturalidad. Está prohibida la presencia de cualquier otro adulto que no sea la propia educadora, de modo que no se condicione nada de lo que hagan o digan. Casi cuando están llegando al final, viene el jarro de agua fría.

Es el momento en el que Marina Marroquí expone el calvario de vejaciones, palizas y violaciones a las que la sometió su novio cuando apenas era una cría. Cuando tenía la misma edad que ellos ahora. Y ahí es cuando de verdad se produce el «clic» dentro del aula.

Una vez que finalice la primera fase de estos talleres, que se completará con una conferencia para estudiantes de Bachillerato, el objetivo es seguir trabajando con estos adolescentes en el tiempo. «Es la primera vez que se realizan a nivel de una ciudad y el proyecto es brutal como profesionales para trabajar y poder medir cómo es el impacto y el cambio que ha de venir después», indica Marina. Y no se marcha sin lanzar un mensaje de esperanza: «La inmensa mayoría de las mujeres salen vivas de la violencia y salen felices. Esas historias nunca se cuentan pero también es muy importante decirlo y que la gente lo sepa».

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