Más de 70.000 vecinos de tres poblaciones de la Marina Baixa vivirán estas Navidades pendientes del grifo. Los ayuntamientos de La Nucía y Altea se han sumado al de l'Alfàs del Pi y han prohibido a sus ciudadanos el uso de agua corriente para beber, para lavar o cocinar alimentos o para el aseo personal, siguiendo las recomendaciones de la Dirección General de Salud Pública. La restricción responde a las anomalías detectadas en el agua potable con la que se suministra a estas tres poblaciones, tras efectuar diversas analíticas que han detectado niveles «disparados» de turbidez en el agua que no la hacen apta para el consumo humano, tras las intensas lluvias registradas en la provincia el pasado fin de semana.

Como ya informó el viernes este diario, el Consistorio de l'Alfàs fue el primero en alertar a sus vecinos de estos hechos, con un bando emitido por el alcalde, Vicente Arques la tarde del pasado jueves. A él se sumaron un día después los ayuntamientos de La Nucía y Altea, aunque en esta última población con una salvedad: la prohibición no afectará a los residentes de Altea la Vella o de las urbanizaciones de la sierra de Bernia, cuyas viviendas se abastecen de pozos y, a diferencia del resto, no reciben los caudales desde Guadalest, donde se han detectado dichas anomalías. Así lo recoge el bando firmado por el primer edil alteano, Jaume Llinares, que el viernes fue difundido por distintas vías, mientras que en el caso del nuciero Bernabé Cano, la alerta se trasladó a través de un comunicado de prensa remitido a preguntas de este diario, que después también se difundió a través de otros canales públicos.

Índices elevados por las lluvias

Distintas fuentes consultadas explicaron que el motivo principal de esta mala calidad del agua responde a las intensas lluvias que azotaron la provincia el pasado fin de semana, tras casi tres años de intensa sequía. ¡Qué paradoja! Según estas fuentes, la fuerza del agua removió los sedimentos de la presa y del cauce, lo que disparó la turbidez de los caudales que llegan a las tres poblaciones desde Guadalest para ser consumidos. A ello se suma el hecho de que ninguno de los tres municipios afectados dispone de una planta potabilizadora, donde se podría haber tratado el agua antes de que llegara a los hogares, lo que llevó a Salud Pública a trasladar la recomendación de que se restringiera el consumo, dado que, por ejemplo en el caso de l'Alfàs, el nivel de agua turbia alcanzó el jueves el 27%, cuando la normativa recomienda un índice máximo del 1%, según explicó el edil de aguas de este municipio, Toni Such. El concejal agregó que, a lo largo de la jornada del viernes, la concesionaria del servicio, Hidraqua, llevó a cabo distintos tratamientos, como el drenaje de tuberías, lo que permitió que, al cierre de este diario, el parámetro se situara en torno al 6%.

Aunque ninguno de los ayuntamientos afectados pudo avanzar datos sobre cuándo se podrá levantar la restricción, en todos ellos confiaron en que sea «lo antes posible», sobre todo teniendo en cuenta la acumulación de días festivos y el ajetreo que se vive en muchas casas en Nochebuena y Navidad para preparar las comidas y cenas con familia y amigos.

Igualmente, en los consistorios se van a establecer retenes de guardia y van a continuar realizando intensivas analíticas, que se remitirán a Salud Pública, para ir controlando los niveles y poder levantar la prohibición en cuanto obtengan luz verde por parte de este departamento sanitario.